
El slow food (literalmente, comida lenta) nació en el Piamonte, Italia, en 1989 como una respuesta creativa al fast food (la denostada comida rápida) reivindicando una cocina saboreada sin prisas y acorde con los alimentos y tradiciones de cada lugar. Hoy cuenta con 100.000 miembros repartidos en 128 países y trabaja para recuperar las variedades locales de alimentos, apoyando a los pequeños productores frente a una agricultura cada vez más vinculada a los monocultivos, los plaguicidas o las semillas transgénicas.
Además de sus actividades para la educación del consumidor y sus bancos de semillas, entre sus iniciativas destaca el Arca del Gusto, un catálogo con las variedades de frutas, hortalizas y cereales propias de cada ecorregión, junto a las razas de ganadería autóctona y técnicas de artesanía alimentaria. Slow Food Cataluña Km0 forma parte de ese movimiento. El lema bueno, limpio y justo resume sus objetivos, que se centran en recuperar una gastronomía basada en el alimento local y de temporada, fomentando los de origen ecológico y sostenible y favoreciendo la compra directa al productor.
La quincena de alimentos catalanes incorporados al Arca del Gusto y los 65 restaurantes adheridos actualmente al movimiento son una invitación a viajar para descubrir los sabores y la diversidad de la cocina que mejor refleja la singularidad de la tierra y el mar que la hacen posible. Y si eso viene acompañado de una caminata o una buena inmersión sostenible en el Mediterráneo, pues mejor que mejor.
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