EL TIEMBLO (ÁVILA)
El pueblo abulense de El Tiemblo tiene fama de acoger uno de los castañares más bellos de España, con muchos ejemplares centenarios y de tamaño enorme. Este municipio y la comarca homónima se localizan en el oeste de la sierra de Gredos por donde corre el cauce del río Alberche, nutriendo frondosos pinares y robledales, y humedeciendo el terreno con las hojas caducas de los castaños y hayas.
El bello castañar de El Tiemblo se emplaza en la parte más estrecha de la garganta que forma el río Yedra. La excursión que lo recorre encuentra en la entrada del castañar el área recreativa del Regajo donde hay que dejar el vehículo para continuar a pie por el bosque. Cerca del acceso se puede buscar al que llaman «el abuelo del bosque», el mayor ejemplar de esta especie de Europa, con un perímetro de más de 10 metros. Su tronco hueco es tan grande que se cuenta que daba cobijo a los pastores los días de tormenta. Muy cerca del castañar, junto al arroyo Tórtolas, en la Cañada Real se pueden ver las esculturas de los Toros de Guisando, fechadas hacia el año 300 a.C.

Foto: Shutterstock
LAS MÉDULAS (LEÓN)
Bosques de castaños y brezos se han abierto paso en la que fue la mayor explotación de minas de oro que tuvo el Imperio romano en la Península Ibérica. El otoño es probablemente la mejor época para visitar Las Médulas, cuando los bosques de castaños y otras arboledas se tiñen de dorados y la luz rojiza del atardecer se refleja sobre los restos de las explotaciones.
Desde el pueblo de Carucedo surgen dos caminos sombreados por castaños y brezos: el de la izquierda lleva al mirador de Orellán, con la mejor vista de este conjunto de accidentado relieve, con su laberinto de agujas ocres; y el de la derecha, al Aula de Arqueología, donde se explican los valores naturales e históricos del territorio y se inician las visitas comentadas.
En este lugar se localizaba en el siglo II la mayor mina de oro que tenían los romanos en la Península. El método de explotación que utilizaban derrumbaba los montes, creando el laberinto de picachos ocres que aún hoy se contempla. Este paisaje de la comarca leonesa de El Bierzo está catalogado como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco por aunar valores naturales y culturales.

Foto: Shutterstock
el MONTSENY (BARCELONA / GIRONA)
Bosques frondosos, picos de crestas dentadas y numerosos cursos fluviales forman parte de la diversidad paisajística del macizo del Montseny, sierra del prelitoral barcelonés y sur de Girona, que fue una de las primeras Reservas de la Biosfera de la Península, declarada el año 1978. En el centro de interpretación situado en Santa Fe del Montseny se informa de los numerosos itinerarios señalizados que atraviesan la zona, y que suelen combinar naturaleza y patrimonio.
Una de las rutas conduce hasta el que dicen es el árbol más grueso de Cataluña, de nada menos que 12 m de perímetro, 18 m de alto y unos 600 años de antigüedad. Es el Castaño de Can Cuch, declarado Árbol Monumental de Cataluña en 1988 y uno de los ejemplares de más renombre del Montseny. Un camino de 11 km ida y vuelta lleva a contemplar esta joya del paisaje de Cànoves i Samalús. La leyenda cuenta que su interior hueco habría habitado antaño un carbonero que tenía allí instalada una pequeña vivienda, con mesa, silla, camastro y, aprovechando una apertura natural, hasta una chimenea. Otro itinerario lleno de encanto otoñal es la Ruta de las Ermitas, que se detiene entre otras en el templo de Santa Fe (siglo XIII) y remonta la riera de Gualba.

Foto: Shutterstock
VALLE DEl AMBROZ (CÁCERES)
En las estribaciones de la sierra de Gredos, junto al cauce del Ambroz, se extiende un valle tapizado de bosques de castaños y robles, cerezos y alamedas, que en otoño se cubren de magia. Este castañar del Valle del Ambroz se enmarca principalmente entre los municipios de Aldeanueva del Camino, Casas del Monte y Hervás, este capital de la comarca y cuna de una de las juderías mejor preservadas de la Península Ibérica, además del mejor punto de inicio de la ruta hasta los castañares del Ambroz.
El valle está surcado por una docena de rutas señalizadas para recorrer a pie, en bicicleta o a caballo. Entre estas destaca el itinerario de Los Bosques de Ambroz que los recorre, uniendo además los municipios de la comarca. La senda acerca al salto de La Chorrera, alrededor del cual se extienden los castañares más bellos de la zona, como el también llamado La Chorrera o el del Duque. Descubrir el legado de los romanos y de la cultura judía es otro aliciente de la excursión al castañar de Ambroz, que acerca a esta comarca del norte de Extremadura, por la que además discurre la Vía de la Plata, la calzada que unía Emérita Augusta (Mérida) y Asturica Augusta (Astorga), cerca de la cual se pasa también por el yacimiento romano de Cáparra.
En este paraje del Valle del Ambroz también vale la pena visitar el Centro de Interpretación de la Molinería, instalado en un molino de agua del siglo XVIII rodeado de castaños. Tan grande es la belleza del otoño en estos paisajes que el valle lleva 26 años organizando el Otoño Mágico en Ambroz, en 2023 del 27 de octubre al 3 de diciembre, con una agenda de actividades en la naturaleza, con rutas de senderismo, carreras de montaña, paseos micológicos, visitas a museos, concursos de fotografía y degustaciones gastronómicas.

Foto: Shutterstock
las rOZAS DE PUERTO REAL (MADRID)
A una hora en coche hacia el suroeste de Madrid se llega a la localidad de Las Rozas de Puerto Real, el hogar de un castañar que es uno de los más extensos de la comunidad madrileña, no muy lejos del magnífico castañar abulense de El Tiemblo. Este bosque, un espacio protegido como Zona Especial de Conservación, se extiende entre los cauces del Cofio y el Alberche, ríos que acaban nutriendo al gran Tajo. Uno de los mejores itinerarios por estos paisajes es precisamente la Ruta de los Castaños, una senda de una decena de kilómetros y dificultad baja, que atraviesa el castañar de Las Rozas y bordea su embalse. Aunque hay partes de este bosque de castañas que son de propiedad privada, desde su perímetro se puede disfrutar igual de la belleza cromática de su floresta otoñal.

Foto: Shutterstock
VALLE DEL GENAL (MÁLAGA)
Justo cuando en los pueblos de la sierra malagueña arranca la campaña de la castaña es el momento idóneo para contemplar en su esplendor los castañares de la zona, conocidos con el nombre poético de Bosque de Cobre, que alude a estos árboles que tapizan gran parte del valle del Genal. Sus frondosas espesuras, hogar de mitos y en el pasado escondrijo de bandoleros, son en otoño remansos de paz para los senderistas que caminan sobre un manto de hojas amarillas, ocres y rojizas caídas de sus caducos castañares.
Noviembre es un mes idóneo para descubrir este entorno mágico. Además de ser la época dorada del valle del Genal, se celebra el fin de la recogida de la castaña que se inició en octubre, una actividad tradicional (se recogen hasta 5 millones al año), en la que muchos pueblos serranos de Málaga organizan fiestas con castañas asadas o como ingrediente de guisos típicos. Por cierto que en el pueblo de Pujerra tienen un Museo de la Castaña, espacio pionero en España con este producto de protagonista.

Foto: Shutterstock
cASTAÑAR DE MOAL (ASTURIAS)
El norte peninsular es tierra de castaños, y por ende de rutas otoñales por estos bosques y fiestas tradicionales como las de la recolección de las castañas, el Magosto, una celebración de origen pagano que honraba la llegada de las cosechas del otoño, en Asturias llamadas amagüestu. Para vivir la excursión y esta fiesta, lo mejor es iniciar la jornada calentando el cuerpo con leche de castañas, para después lanzarse a recorrer los bosques y si se desea recoger las castañas caídas.
Uno de los castañares más bellos del Principado es el de Moal, que se engloba en el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, un bello paraje a la par que misterioso por lo tupido de su floresta y por las brumas que suelen esconderlas hasta mediodía. La senda que lo recorre tiene 9 km ida y vuelta, y se inicia desde el pueblo que le da nombre, en el término de Cangas del Narcea.

Foto: Shutterstock
O COUREL (LUGO)
La sierra de O Courel es la mayor reserva verde de Galicia y uno de sus rincones con más riqueza etnográfica natural. En el norte, principalmente en la periferia de Monforte de Lemos, se cobijan bosques de castaños, uno de sus árboles señeros, cuya belleza cromática encuentra en otoño su momento álgido. En O Cebreiro, la puerta en Galicia del Camino de Santiago, nace la carretera LU-651 que vertebra los pueblos de esta sierra lucense. A su alrededor se extiende un paraje regado por el río Lor, que destaca por reunir el 40% de la flora gallega.
Junto a los bosques, otro atractivo de O Courel son los encantadores pueblos que cubren la sierra, como Samos, con pinturas rupestres, o el tradicional Seoane, con casonas, ferrerías y pallozas para el ganado. En el camino hacia la aldea de Moreda, donde se sitúa el Aula de la Naturaleza, surge un desvío hacia la laguna de Lucenza, el mirador del Alto do Boi y uno de los parajes de visita obligada: la frondosa Devesa da Rogueira. La grandeza de este bosque está en su reserva botánica, con más de 800 especies en solo 200 hectáreas. El camino que la atraviesa recorre 3 km en pendiente, sorteando riachuelos que nacen en el pico Formigueiros (1.639 m), el más alto de O Courel.

Foto: Shutterstock
SEÑORÍO DE BÉRTIZ (NAVARRA)
Los pueblos de Oyeregui y Oronoz-Mugaire son los accesos principales para recorrer el Señorío de Bértiz, un frondoso espacio histórico-artístico fundado en las tierras que pertenecían desde el siglo XIV a la familia noble que le dio nombre. Declarado en 1984 Parque Natural, se localiza en el Pirineo occidental navarro. Sus arboledas y jardines históricos creados hace más de un siglo se recorren por un entramado de caminos y senderos sinuosos que atraviesan sus florestas entre las que dominan los castaños autóctonos, pero también se ven otras especies exóticas como el castaño de los Balcanes, el ciprés calvo o cedros de Líbano.