Los más pequeños son viajeros con un grado de exigencia superlativo que recuerdan a la perfección los lugares donde se lo han pasado bien durante sus vacaciones para después recomendarlos a sus amigos. El boca a boca empieza ya en la infancia y muchos destinos están tomando conciencia de ello. Por este motivo algunas ciudades de Francia están haciendo una seria apuesta por el turismo familiar enfocándose sobre todo a experiencias para que los niños se lo pasen bomba.