Campos inmensos con las matas de lavanda perfectamente alineadas reciben al viajero que en verano decide visitar la bella región del sur de Francia. Es el momento culminante de este cultivo que da color y forma a la Provenza y que genera una gran industria a su alrededor. Durante la recogida de esta pequeña flor liliácea, de aroma intenso, las destilerías abren sus puertas para que el visitante conozca los distintos usos y procesos de elaboración; los mercados ofrecen los productos acabados en forma de jabones, cosméticos y aceites; y los pueblos provenzales viven uno de sus mejores momentos. Para sacar el mejor partido a un viaje a Provenza durante estos meses de verano, toma nota de estas diez pistas.
1- Asistir a las fiestas de la Lavanda. El calendario festivo es extraordinario. Desde Riez y Valensole, que las celebran durante la segunda quincena de julio, hasta Digne, Thorame-Haute, Esparron-sur-Verdon, Montelimar, Saint-André-de-Rosans, Sault y Varéas, donde las fiestas tienen lugar la segunda quincena de agosto. Desfiles, mercados, bailes tradicionales y exhibiciones llenan sus calles.
2- Recorrer la meseta del Valensol. Con 500 metros de altitud, esta planicie ocupa una superficie de 800 km², y está situada cerca de Digne-les-Bains y de las gargantas del Verdon. Este territorio está cubierto de campos de lavanda y de trigo y alberga bonitas localidades, como Saint-Martin-de-Brômes, Riez o Esparron-de-Verdon.
3- Probar la miel de Valensole. Famosa por su miel de lavanda, de sutil y delicado sabor, la visita a Valensole también ofrece la oportunidad de participar en el taller Aromas y Sabores, recorrer el mercado artesanal para descubrir todas las facetas de la lavanda y asistir al baile que pone fin a la fiesta.
4- Visitar una destilería de lavanda. A lo largo de la región se halla un buen numero de pequeñas granjas y destilerías donde se muestra el proceso de elaboración de los derivados de la lavanda, que no sólo tiene usos cosméticos y aromáticos, si no que también tiene aplicaciones medicinales y gastronómicas. Direcciones de interés.
5- Sobrevolar en globo los campos de lavanda. La visión desde el aire de los geométricos campos azules es impresionante. En Focalquier (Alta Provenza) organizan vuelos durante toda la época de floración.
6- Conocer el monasterio de Mane. Establecido en el siglo XII, este bello edificio alberga hoy un centro de investigación y de conservación del entorno y ofrece vistas guiadas para conocer de primera mano los pormenores del cultivo de la lavanda y otras plantas medicinales. Web del museo Salagon.
7- Experimentar la lavanda. En Bleu d’Argents, una granja de plantas aromáticas situada en el área de Verdon, organizan visitas, catas y demostraciones para que cada uno pueda sentir las propiedades de esta flor.
8- Visitar el museo de la lavanda en Graveson. Situado entre las ciudades de Arles y Aviñón, en un edificio del siglo XIX, muestra el proceso de destilación, las propiedades, las distintas esencias que se extraen y exhibe una interesante colección de tarros y botellas de perfume antiguos.
9- Embriagarse con el perfume de la lavanda. Es a primera hora de la mañana y al caer la tarde cuando esta delicada flor ofrece sus mejores fragancias. Un paseo de madrugada o al atardecer por los campos floridos asegura una experiencia inolvidable.
10- Catar un menú de lavanda. No hay que abandonar la región sin haber degustado alguna preparación culinaria con flores de lavanda que combinan a la perfección con guisos de carne y son el complemento perfecto para postres y helados. Junto con otras plantas aromáticas, la lavanda forma parte de la deliciosa gastronomía provenzal.