La capital de Qatar, que comenzó siendo un asentamiento de pesca y una costosísima granja de perlas, se ha transformado en una visión reluciente del futuro que brilla gracias a grandes nombres de la arquitectura en particular y el diseño en general.
Situada a orillas del Golfo Pérsico, en esta ciudad cuesta dejar de mirar hacia arriba para admirar sus rascacielos de arquitectura deslumbrante y a veces hasta imposible. Son muchos y muy exóticos los planes que se pueden hacer aquí, desde dar un paseo en dhow, un chapuzón en la playa o caminar por la Corniche (el espléndido paseo junto al golfo con vistas prácticamente a todas partes), pero de entre todos ellos destaca cualquiera que esté relacionado con el arte, sobre todo que ahora al Museo de Arte Islámico le ha salido un gran competidor, el Museo Nacional de Qatar. Tópicos a un lado, es realmente difícil aburrirse en Doha.