La naturaleza es una escultora terca. En su desembocadura, al río Guadalquivir no le importó que, hace 18.000 años, el mar lo inundara todo. Siguió aportando sedimentos como una hormiguita que traslada granos de arena hasta rellenar buena parte del nuevo estuario y así configuró las marismas de Doñana que hoy son uno de los humedales clave de España y uno de los espacios naturales más valiosos de Europa. Estos son sus secretos.