Cuando llega el otoño, las cepas adquieren una tonalidad que tiñe las tierras vitivinícolas de España de rojizo y dorado. Ondulantes, crean una preciosa simbiosis entre paisaje y cultura a lo largo y ancho del territorio. Lanzarote con sus viñas volcánicas de La Geria, las terrazas vertiginosas de Ribeira Sacra o las vides que rozan el mar en Getaria son solo algunos de los destinos más fascinantes conocer esta tradición y degustar vinos con Denominación de Origen.