Egipto, pese a estar situado en una de las zonas más desérticas y áridas del planeta, acogió una de las civilizaciones más brillantes y ricas de la Antigüedad. Ello fue posible gracias al río Nilo que desempeñó un papel crucial en el nacimiento de la cultura faraónica. Este mítico río es siempre el protagonista de este fascinante viaje, tanto si se va en crucero como en otros medios de transporte. Es un viaje único; en otros lugares del mundo existen catedrales y mezquitas de estilos muy dispares y repartidos en distintos países pero el arte faraónico solo se encuentra en Egipto.
El viajero que busca algo más que el mero disfrute de la contemplación de bellos templos, también puede encontrar en Egipto una vertiente espiritual. Cruzar la entrada de las tumbas reales en el Valle de los Reyes no solo es viajar en el tiempo, sino también entrar en una dimensión desconocida. Los murales decorados con escenas y fórmulas mágicas del Libro de los Muertos crean atmósferas oníricas proporcionando calma a quien los contempla. Esa era la intención de los artistas del faraón que preparaban las tumbas para que el difunto renaciera a una nueva existencia y alcanzara el más allá. Se vaya en modo zen o no, Egipto es uno de esos lugares que debe figurar en el bucket list de todo buen viajero.