
En 2014 se cumplió el bicentenario del nacimiento de Eugene Violett-le-Duc, artífice de la recuperación y total restauración de la Cité de Carcasona. Esta efeméride, sumada a la belleza de los paisajes otoñales de la región del Languedoc-Rosellón, convierten un viaje a Carcasona en una estupenda escapada en cualquier momento del año.
Capital del departamento de Aude, se puede decir que Carcasona es dos ciudades en una: al oeste del río Aude se levanta, espléndida la Cité, la vieja ciudad romana y medieval, ceñida por sus murallas y torreones; al otro lado del río, se halla la ciudad moderna, cuyos sus orígenes también se remontan al medioevo.
Visita a la Cité
Entramos a la ciudadela por puerta de Narbona tras cruzar la barbacana de San Luis, presidida por la efigie de Carcass, la princesa sarracena que defendió la ciudad de Carlomagno. Una empinada callejuela, llamada de Cross-Mayreville –en honor al historiador que salvó la ciudad de la destrucción–, flanqueada por tiendas donde venden productos autóctonos y tradicionales, nos conduce al centro donde se levantan la catedral de Saint Nazaire y el castillo Comtal.
La catedral de estilo gótico está coronada por una esbelta torre a la que merece la pena subir por sus impresionantes vistas. Enfrente, se extiende el castillo del siglo XII, que en estos momentos alberga una interesante exposición sobre el paso del Canal du Midi por Carcasona. La muestra, que se podrá ver hasta finales de año, recoge una gran documentación sobre la construcción del canal del Languedoc, obra de Pierre-Paul Riquet, que en su origen transcurría a varios kilómetros de la ciudad hasta que en 1810 se inauguró el tramo que recalaba en Carcasona. Un espléndido archivo documental que recoge el dialogo histórico entre estas dos joyas del patrimonio de la Unesco que se entremezclan en el paisaje de Carcasona: el canal y la ciudad.
Paseo entre murallas
Comer en la Cité es todo un placer. Terrazas ubicadas en recoletas plazas, tabernas tradicionales… en todo el recinto amurallado se encuentran locales donde degustar la riquísima gastronomía de la zona, en especial la cassoulet, un guiso de judías blancas, tocino y pato u otro tipo de carne.
Y para digerir un plato tan contundente se puede optar por una agradable caminata por el Paseo de las Lizas que discurre entre el anillo doble de murallas de casi tres kilómetros de longitud y sus 53 torreones. Otras visitas en la Cité son la antigua palestra donde actualmente se celebran la mayoría de fiestas, eventos deportivos y culturales y el cercano teatro al aire libre.
La celebración del bicentenario
En 2014 va a tener lugar la conmemoración del bicentenario de el arquitecto, arqueólogo y escritor Viollett-le-Duc (1814-1879), que fue uno de los arquitectos esenciales de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos y llevó a cabo numerosas obras de restauración en lugares como París (Sainte Chapelle y Notre Dame), Vezelay, Puy en Velay, Tolouse y Carcasona. Fue él quien hizo que la Cité de Carcasona reviviese en todo su esplendor y adquiriese ese aspecto formidable que tanto sorprende hoy al viajero.
En la supervivencia de la ciudadela también tuvieron un papel destacado el historiador Jean-Pierre Cros-Mayrevieille y el escritor Prosper Mérimée quienes encabezaron una campaña para conservar la fortaleza como monumento histórico ante los planes oficiales de derruirla a finales del XIX. Una batalla ganada cuyo resultado permite hoy disfrutar de una de las mayores y mejor conservadas fortalezas de Europa