Dublín es una ciudad tan diversa en atractivos como accesible. El viajero llega a la capital irlandesa deseoso por descubrir sus barrios y por cruzar los puentes sobre el río Liffey que dividen el corazón de la urbe en dos mitades. Depositaria del legado intelectual de Irlanda, prolífica en museos y en edificios históricos, despliega una amplia oferta de ocio, comercio y cultura por el entramado de sus calles y plazas, muchas de perfil georgiano.