Foto: Dyletanci
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El fin de lo gastrosoviético
La gastronomía está a un nivel muy alto en Varsovia. Más allá de la tradicional y contundente cocina polaca, con platos tan clásicos como zurek, pierogi, o bigos, y los tradicionales bares de leche (mleczny), donde sirven platos sencillos y económicos, la ciudad ha entrado recientemente en el universo de las estrellas Michelin. Sin dejarse una fortuna, también hay otras opciones con cocineros jóvenes al frente que están haciendo las cosas muy bien. Las violetas eran las flores preferidas de Chopin, si se visita el museo del compositor huele a estas flores. El chef Rafał Hreczaniuk, en sus ratos libres, recoge unas pocas violetas en el parque que hay detrás de su restaurante Dyletanci con las que elabora un chutney para un postre que lleva fresas y ruibarbo. El restaurante es, además, tienda y vinoteca gracias a su socio Maciej Sondij, que está haciendo unos interesantes vinos naturales (Dom Bliskowice) doscientos kilómetros al sur de Varsovia, en la ribera del Vístula. En el antiguo hotel Europejski, recientemente reinaugurado por Raffles, se celebraban, a principios del siglo XX, las fiestas con más alboroto de la alta sociedad. El chef vasco Beñat Alonso se encarga actualmente del restaurante.