En la encantadora Sierra de Albarracín, entre montañas y pueblecitos de piedra donde el tiempo parece haberse detenido, se esconden algunas de las piscinas naturales más codiciadas de Teruel. Las aguas cristalinas invitan a refrescarse en estos veranos en los que las olas de calor reinan en las previsiones climatológicas, y una de las más famosas es la de la Cascada del Molino de San Pedro.
Ubicada en el municipio de El Vallecillo, donde se respira la misma calma que en este enclave natural, esta balsa de agua recibe la visita no solo de los locales, sino también de los que deciden acercarse desde más lejos, ya que vale la pena por el bello entorno. Uno de los aspectos que hacen más especial esta piscina es su gran cascada, donde el río Cabriel se aboca en una caída de unos diez metros.
La poza, de aguas cristalinas, pero también bastante frías, es el lugar perfecto para resguardarse de las altas temperaturas cerca del antiguo molino que le da nombre. Pero el lugar se disfruta mucho más si antes se hace un esfuerzo por llegar, por lo que es muy recomendable, sobre todo por la belleza paisajística, hacer el sendero que parte desde El Vallecillo.
Para leer más:
- Teruel y el impresionante microcosmos que hay entre Albarracín y el Matarraña
- Diez pueblos de Teruel que merecen un viaje
- La piscina natural de Castellón que todos confunden con Tailandia
- Once piscinas naturales para refrescarse en Tarragona entre cascadas y manantiales
- De la costa de Alicante al interior de Castellón: las mejores piscinas naturales de Levante
Esta ruta recorre los Ojos del río Cabriel en algo más de cuatro kilómetros hasta llegar a la cascada. Otro de los secretos del lugar es que, cerca de esta, existe otra menos frecuentada llamada Cascada de la Herrería, algo más pequeña, a la que se accede por un camino de menos de tres kilómetros, y junto a la cual descansan las ruinas de una antigua herrería del siglo XVI. El sendero circular SL-TE 14.1 permite visitar las dos partiendo desde el municipio de El Vallecillo.