El extenso territorio europeo que abarca desde los montes Urales hasta el confín sur de la Península ibérica fue ocupado desde la prehistoria por los homo sapiens y sus predecesores. Prueba de ello son los numerosos yacimientos que se encuentran diseminados por Europa y que, además de las evidencias de la presencia humana, son también testimonios de largos procesos geológicos que permiten explicar parte de la historia geológica de la tierra.
El gran valor cultural y natural de estas cuevas y grutas ha sido reconocido por la UNESCO incluyendo siete sitios arqueológicos ubicados en Europa en la lista del Patrimonio mundial de la Humanidad, protegiendo así la enorme significación histórica que tiene cada uno de ellos.