
Excursión por tres hayedos excepcionales de España en otoño
Con cada época del año la naturaleza se destapa y sorprende a sus espectadores con imágenes en consonancia con el clima al que acompaña. Por todos son conocidos los tonos y matices que caracterizan la época de lluvias en la que el termómetro empieza a bajar y la humedad transforma el paisaje, pero en pocos rincones esta transformación se puede apreciar mejor que en los hayedos.
La riqueza cromática que inunda en otoño en este tipo de bosques es única e inimitable. Suelen ser árboles muy altos, de unos 30 o 40 metros, de hoja caducifolia, por lo que pasan por un proceso de deterioro antes de desprenderse, produciendo el caprichoso juego de colores donde se intercalan el ocre, amarillo, naranja, rojizo y marrón.
En la Península Ibérica, el haya puebla las áreas boscosas más septentrionales, creando espacios de penumbra bajo sus frondosas copas, donde se pueden conseguir –con un poco de suerte y experiencia– abundantes y sabrosos cestos de setas. La mayor parte de los hayedos habitan en la cordillera Cantábrica y los Pirineos, aunque también podemos encontrar algunos por debajo de estas latitudes, como por ejemplo el hayedo de Montejo de la Sierra, en Madrid o el de Tejera Negra en Guadalajara.