Chichén Itzá, al norte de la península de Yucatán, es una de las más extensas y grandiosas ciudades de la antigua civilización maya. Chichén significa “boca del pozo”, en referencia al Cenote Sagrado, e Itzá a quienes la fundaron, los itzaes (un grupo maya originario de Campeche o Tabasco), alrededor del año 435 d.C.
Tras un primer abandono y la decadencia de la civilización maya clásica, alrededor del año 900, la ciudad renació gracias a la llegada de los toltecas, un pueblo guerrero que introdujo el culto al dios Kukulkán. Lo mismo que sucedió entre griegos y romanos ocurrió entre mayas y toltecas: estos últimos habían conquistado Chichén Itzá pero fueron seducidos por la cultura de los vencidos. Gracias a esa fusión Chichén Itzá alcanzó un gran esplendor convirtiéndose en el principal centro de poder en la península yucateca. En el siglo XIII, debido a conflictos militares con otras ciudades de Yucatán, se produjo el segundo abandono sin que el lugar perdiera su carácter de centro de peregrinación. Como reflejo de dos épocas distintas, Chichén Itzá es dos ciudades en una.