Brasil tal y como era

Fernando de Noronha, el último paraíso brasileño

Su exuberancia natural y su exclusividad bien entendida hacen de este archipiélago un verde objeto de deseo.

El archipiélago de Fernando de Noronha, famoso entre los brasileños como paraíso de luna de miel, es uno de los santuarios marinos mejor conservados del Atlántico Sur. Se localiza en el estado de Pernambuco, allí donde Sudamérica parece que se estira para apuntar hacia África. Y aunque casi 400 km lo separan de la costa continental, el viajero que llega por primera vez siente como si hubiera llegado a otro mundo: un paraíso de playas y fondos de gran valor medioambiental, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y regulado por una normativa que limita el número de visitantes y las actividades que pueden realizarse además de gravar las visitas con una tasa ecológica.

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21 islas y mucha protección

A Fernando de Noronha se llega en avión desde Natal o desde Recife. Una vez en tierra, comienza el espectáculo natural. El archipiélago está compuesto por 21 islas diseminadas por un área de 26 km2. La única isla habitada es la mayor, el resto forman parte del Parque Nacional Marino y su visita está muy restringida. Lo cierto es que la isla principal, Fernando de Noronha, ya da para mucho: playas, buceo, salidas en barco para observar cetáceos, excursiones panorámicas y una sabrosa cocina a base de marisco y pescado.

 

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El mar desde la tierra

Del mar se puede disfrutar también desde tierra. En una isla de apenas 17 km2 cualquier ruta a pie resulta asequible y acaba casi con seguridad con un buen baño en el Atlántico. La excursión hasta el mirador de los Golfinhos (delfines), de solo un kilómetro de longitud, conduce hasta un acantilado que se asoma desde 60 m de altura al rincón de la isla donde se concentran más delfines, en concreto el delfín girador de hocico largo.

 

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El Everest de Noronha

El Everest de Fernando de Noronha es el Morro do Pico, de 323 m. La excursión que sale de la playa del Americano hasta la histórica Vila dos Remédios pasa bajo esta peña de roca, una aguja de punta redondeada. La ruta puede durar 5 horas, una excursión de un día que permite bañarse en tres playas: la del Americano, la de Boldró y la de Conceição.

La bonita Vila dos Remédios es también el inicio de una caminata de 3 horas que pasa por otras tres playas más: Cachorro, Meio y Conceição.

 

 

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Exploración marina

Navegar por las islas secundarias del archipiélago, las que pertenecen al parque nacional marino, es posible si se contrata una salida en barco en el puerto de Santo Antonio. La experiencia vale la pena. Durante tres horas, la embarcación se acerca hasta cuevas marinas, curiosas formaciones rocosas donde anidan aves, bahías calmadas y una playa para darse un baño como final de jornada.

 

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El sol tras los hermanos

Las salidas en barco al atardecer aún son más espectaculares. Después de bordear la costa en busca de acantilados y delfines, el objetivo serán las proximidades de los Morros dos Dois Irmãos, el mejor lugar para contemplar cómo el sol se hunde en el océano.

 

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Playas de Dentro

En la isla de Fernando de Noronha la costa no se divide en norte y sur o en este y oeste, sino en Mar de Dentro (el litoral que mira hacia Brasil) o en Mar de Fuera (el litoral que mira hacia África). Las diez playas del Mar de Dentro son más calmadas, permiten realizar más actividades, canoa, snorkel y submarinismo de iniciación. La Praia do Cachorro, bajo la Fortaleza dos Remédios, es una de las más bonitas de esta zona. La Praia da Cacimba do Padre regala vistas fantásticas a los Morros dos Dois Irmãos, dos peñascos que emergen a pocos kilómetros; ideal para contemplar la puesta de sol. La Praia do Boldró es fantástica para dar un paseo con la marea baja y para surfear cuando la marea sube.

 

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Arenales salvajes

Las cuatro del Mar de Fuera son más salvajes y rocosas, congregan más vida acuática y algunas tienen piscinas naturales entre rocas negras de origen volcánico. De todas, la Praia de Atalaia o la de Caeira, rodeada de dunas, son las más espectaculares. Y por supuesto la Praia do Leão o del león por una escultura natural que semeja un león marino.

 

 

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Buceo entre corales

Con una temperatura del agua de 26° C y una visibilidad de hasta 50 m, las aguas de Fernando de Noronha aparecen entre las primeras del ranking de enclaves perfectos para el buceo. Existen diversas empresas que facilitan guías, material y salidas de iniciación. La experiencia no defrauda: bajo la superficie, Fernando de Noronha esconde un mundo de corales (15 especies) y esponjas habitado por tortugas, mantarrayas, tiburones martillo y también especies más pequeñas y coloridas como el pez ángel. Otro objetivo de las salidas de buceo son los barcos hundidos.