Córdoba está preparada un año más para convertirse por unos días en la capital mundial de las flores, y a pesar de lo que pueda parecer, nunca este festival declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO ha sido tan necesario como en 2020. Y es que, por primera vez en este siglo, este acontecimiento se celebra en otoño debido al confinamiento obligado por la COVID-19. Un cambio de fechas que no ha desanimado a una ciudad que se ha volcado en celebrar esta fiesta... y en reinventarla.