La mañana se levanta resplandeciente con los sonidos propios de un día ajetreado: turistas y gentes locales se entremezclan por las calles del centro histórico mientras buscamos un buen lugar para desayunar. ¿Por qué no empezar a lo grande en el centenario Procaccio, donde venden los mejores panini de la ciudad? Tal vez es temprano para un panini tartufato, pero no probarlo sería perderse uno de los sabores más típicos de Florencia.