El río Jallas (o Xallas, en gallego) no sorprende por ser muy extenso. De hecho, su cuenca solo se extiende a lo largo de 63 kilómetros, una distancia pequeña pero que este caudal aprovecha muy bien. ¿Cómo? Pues salvando un desnivel asombroso de 350 metros a lo largo de su cauce. Eso sí, el momento más inclinado de este deambular es el final, en la parroquia de Dumbría, donde salva 40 metros de la forma más tajante posible: en forma de catarata. Se convierte así en la única desembocadura fluvial de España que lo hace directamente al mar.
El espectáculo que forma esta maravilla de la naturaleza no podría ser más asombroso, con un hermoso velo de novia que se abre a lo ancho de la pared que acompaña de una enorme humareda que, en los meses con más precipitaciones, llega a ser impresionante. Hay testimonios antiguos del s. XVII que hablan de la gran 'humareda' que se podía ver desde varios kilómetros mar adentro.
Llegar hoy hasta la Cascada de Ézaro es igual de bello pero mucho más cómodo gracias a la pasarela de madera, que comienza junto a un pequeño puerto deportivo al abrigo de la ría gallega, y que facilita el acceso hasta el mirador. Antes de llegar, hay que hacer un alto en el Centro de Interpretación de la Electricidad de Ézaro.

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Ézaro más allá de la cascada
Además de este salto de agua, los alrededores de Ézaro ofrecen oportunidades para realizar caminatas y senderismo ,como es el caso de la ruta del Monte Pindo, también conocido como Olimpo Celta. Subir a esta montaña legendaria es una caminata exigente, pero recompensa con vistas impresionantes del mar y las montañas circundantes.
Para los interesados en la historia y la cultura de la región, cerca de Ézaro se encuentra el mirador de O Ézaro, un lugar que ofrece una panorámica privilegiada de la desembocadura del río Xallas y de la cercana playa de Langosteira. Desde este punto fotogénico, el viajero pueden sumergirse en la historia local y aprender sobre las tradiciones pesqueras y marítimas de la zona.

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Además, a poca distancia se encuentra el Faro de Ézaro, un impresionante faro que se alza majestuosamente en el cabo que lleva su nombre. La torre del faro ofrece una vista panorámica excepcional del litoral gallego y del océano Atlántico, una oportunidad única para disfrutar de inolvidables puestas de sol.
Y un poco más al sur espera la playa de Carnota, famosa por sus 7 kilómetros de extensión y por tener un sistema dunar que garantiza un día perfecto de playa, tranquilidad y brisa atlántica.