Con los mejores bosques de laurisilva del archipiélago canario y una naturaleza excepcionalmente bien conservada, esta isla es un cofre de sorpresas y un paraíso para los senderistas. El norte de La Gomera es una marmita forestal que exprime la humedad de los vientos alisios. En la vertiente sur, descarnada y seca, el agua de las acequias permite crear pequeños vergeles.