Wellcome collection
¡Bienvenidos a uno de los museos más sorprendentes de Londres! Como sostienen sus responsables, el objetivo de la Wellcome Collection es desafiar la manera en la que se piensa y se siente la salud a través de la ciencia, la medicina y el arte. De ahí que en sus salas uno pueda encontrar desde el cepillo de dientes de Napoleón a una escultura que huele a leche materna o el ‘Astronauta Refugiado’ de la premiada artista Yinka Shonibare. ¡Un viaje por la historia de la medicina que haría que el protagonista de ‘The Knick' se sintiera como en casa!. Pero que nadie se piense que se trata de un rincón oscuro. Su sede, frente a la Estación de Euston, es un edificio imponente y su luminosa sala de lectura, uno de los mejores lugares para relajarse durante unos minutos en pleno centro de Londres.
Beigel Bakery
Toda ciudad debería tener un sitio donde ir a comer algo después una noche de fiesta y antes de meterse en la cama. En Londres hay muchos pero el más popular es Beigel Bake en Brick Lane, un sencillo local que abre las 24 horas del día. Teniendo en cuenta que lleva ahí desde 1974, eso son muchas horas horneando. Su beigel -mas jugoso que el bagel tradicional- de ternera es a la capital británica lo que el sandwich de pastrami de Katz a Nueva York. Por eso da igual el momento del día o de la noche, frente a su puerta siempre hay gente ansiosa por llevarse uno a la boca. Que las colas no desanimen a nadie, ¡incluso esperar horas merecería la pena!
The Grenadier Pub
¿Qué tal tomarse una pinta con un fantasma? Cuentan que en el sótano de The Grenadier, uno de los pubs más antiguos de Londres -tiene 300 años de historia a sus espaldas-, hay colgado un crucifijo para proteger a sus clientes porque el local está embrujado. La leyenda dice que es el hogar de Cedric, un joven soldado al que sus compañeros pillaron haciendo trampas a las cartas y golpearon hasta la muerte.
Quienes han trabajado allí relatan que ahora Cedric se pasea por el edificio moviendo objetos, sacudiendo las mesas y a veces incluso se aparece como un espectro. Aunque no parece muy amigable, The Grenadier es sin duda el pub favorito de los empleados de las embajadas y los hoteles de lujo de Belgravia. Y uno de esos secretos que los londinenses se guardan para sí. De hecho, está casi escondido en Wilton Mews, un callejón de viviendas de lujo que ya justifica el paseo hasta allí.
The Stafford Hotel
Con los grandes hoteles no hay término medio: o tienen entradas imponentes o están casi escondidos. The Stafford es de estos últimos. Situado a la espalda de The Ritz -que no a la sombra- este cinco estrellas fundado en 1912 se parece el refugio perfecto en Londres; sobre todo su suite de tres plantas, la quintaesencia del lujo hecho hogar. No, alojarse en un hotel con un museo de la Segunda Guerra Mundial en sus bodegas no resulta barato.
Pero si lo de dormir se pasa de presupuesto, siempre está la más asumible opción de tomarse algo en su encantadora terraza junto a los ‘mews' del edificio- los antiguos establos del siglo XVIII- o bajo los centenares de recuerdos que sus huéspedes han ido dejando en su American Bar desde que los primeros turistas americanos que llegaban en trasatlántico en los años 30 comenzaron la tradición. Que nadie se despiste entre sorbo y sorbo porque a la hora del cóctel -o del té, cuestión de gustos- es fácil encontrarse con un auténtico Lord en la mesa de al lado.
Pickering Place
He aquí una prueba más de que la esencia viene en frasco pequeño. Pickering Place es la plaza pública más diminuta de Inglaterra pero pocas pueden competir con ella en encanto. Atentos porque para no pasarse de largo hay que seguir las instrucciones: se accede desde un callejón que más parece un túnel forrado de madera a la altura del número 3 de St. James’s Street. Una pista: se encuentra junto a la tienda de vinos más antigua de la ciudad. Estar tan escondida es lo que en el siglo XVIII convirtió a esta plaza en refugio de casas de juego y burdeles. Es más, la leyenda cuenta que aquí se celebró el último duelo que tuvo lugar en Londres. En uno de sus edificios de estilo georgiano vivió Graham Green y en otro estuvo situada la embajada de la República de Texas, antes de que se uniera a los Estados Unidos en 1845. De entonces quedan también las farolas, de las últimas de la ciudad que aún se alimentan con gas, lo que aporta a este rincón una dosis extra de encanto, por si no tuviera ya suficiente.
Duck & Waffle
Así de entrada la combinación no puede resultar más extraña: confit de pato sobre un gofre. Pero basta con probarlo para entender por qué el restaurante que ha inventado este plato se ha convertido en uno de los más populares entre los londinenses. De aperitivo, las vistas. Quitan el hipo porque para llegar hasta la mesa hay que subir 40 pisos de uno de los rascacielos más altos de ‘la City’. Pero que no quiten el hambre que hay más combinaciones nuevas que probar, como el foigras con creme brulée o el doughnut de buey. Todas, recetas basadas en platos tradicionales británicos con una apuesta por los ingredientes de proximidad. El plan perfecto para una sobremesa larga de esas que podrían durar un día entero. ¿Y por qué no? ¡Duck and Waffle no cierra nunca!
J. Smith & Sons
Sabido es que en los lugares donde llueve mucho la gente tiene un gran respeto por su paraguas y no se conforma con cualquiera. Teniendo en cuenta eso, y que da igual la época del año en la que uno visite Londres porque sieeeempre va a necesitar uno, no hay mejor lugar donde aprender de los londinenses que en James Smith and Sons. Este negocio familiar es una autentica institución en la ciudad. Lleva vendiéndolos desde 1830, así que algo deben de saber de ello. Los tienen de todos los colores, tamaños, medidas…Solo asomarse a su escaparate ya es un espectáculo.
Broadway Market
Hay dos cosas que a los ingleses les vuelve locos: los mercadillos y los picnic. Broadway Market permite combinar ambas cosas, por eso es uno de sus favoritos. Alejado del circuito turístico, en el auténtico East London, emerge cada sábado este paraíso victoriano con más de 3.000 años de historia dedicado ahora a la comida Gourmet, la ropa Vintage y la decoración artesana. Si el tiempo acompaña, lo el plan perfecto es hacer como ellos: comprar algún bocado en sus puestos y disfrutarlo en el cercano parque de London Fields. La oferta culinaria incluye hasta 70 restaurantes donde ponerse a cubierto así que aunque el día salga lluvioso no hay excusa para no ir. Nota para cinéfilos: la escena con la que arranca ‘Promesas de Este’, de David Cronenberg, se rodó en la barbería que hay en el número 54 de la calle.
Hampstead Heath
Pocos saben que el truco para hacerse pasar por un auténtico londinense no es ponerse la gabardina y sacar a pasear el paraguas, sino todo lo contrario: ¡quitarse la ropa!. Quién sino ellos se atrevería a sumergirse un día tras otro - sin importar la estación del año- en un estanque en el norte de la ciudad. ¡Llevan casi un siglo haciéndolo!. Los 'ponds' de Hampstead Heath son uno de los mil y un secretos que esconde este impresionante rincón de la ciudad que más que un parque es un auténtico bosque. Hay uno mixto, otro para hombres y un tercero sólo para mujeres.
St. Dunstan
A ‘la City’ hay que ir de lunes a viernes porque sólo así se puede comprobar lo frenética que es la actividad del principal distrito financiero de la ciudad. A ser posible, estar allí a las 12am, cuando los ejecutivos abandonan la oficina por unos minutos para disfrutar de su descanso para comer. Pero, ¡¿a dónde va toda esa gente?! Lo mejor es seguir sus pasos. Muchos optan por refugiarse en rincones que sólo ellos conocen a la sombra de los grandes rascacielos y uno de los más encantadores está junto a St. Dunstan in the East. De esta pequeña iglesia anglicana levantada allá por el años 1.100 hoy sólo quedan las ruinas pero la imagen es de las que dejan sin palabras y obligan a subir foto a Instagram. Primero resultó dañada por el gran incendio que arrasó Londres en 1666 y después fue bombardeada en 1941 por los aviones alemanes. Si alguien se enamora tanto de este rincón que querría hacerlo suyo, que sepa que puede alquilarlo para organizar allí su propio evento.