Harbin está en el noreste de China, muy cerca de la frontera con Rusia y del frío invierno de Siberia. Al viajero que llega en estas fechas le esperan unos diecisiete grados bajo cero de media, nieve, un cielo helado y un sol, con suerte, pálido. El ambiente es gélido y el vaho sale de la boca al hablar... En realidad, toda una delicia para los miles de visitantes que llegan atraídos por la fantasía de las diferentes construcciones. Eso sí, hay que acudir bien abrigado, ya que la temperatura extrema de auténtico récord que llega a marcar el termómetro en esta provincia septentrional de Heilongjiang está en -38ºC.