Oír el silencio y sentir cómo la vida en la Meseta vibra, de forma armoniosa y pausada, con un murmullo milenario, ajena al estrés que acogota las grandes ciudades, o como diría la canción, donde el tiempo pasa cadencioso sin pensar. Las dos Castillas, Madrid y Extremadura comparten escenario, alejándose del asfalto y del mundanal ruido, para que el viajero paladee el bienestar y redescubra lo que significa la tranquilidad a través de estos espacios.