La otra guía

Ibiza: lo que el turista no ve

Saber dónde se esconden los autóctonos mientras Ibiza se llena turistas ha sido siempre un misterio. Hasta hoy. Estos son los lugares de la otra Ibiza.

Cala Mastella
Foto: iStock

Un chiringuito con solo un plato

Para llegar hasta El Bigotes hay que recorrer de forma obligada pueblos como San Carlos y tomar la dirección a Cala Mastella. Una vez aquí, que nadie se empeñe en buscar la carta. En este mítico chiringuito ubicado prácticamente sobre el mar el menú es, desde los años 70, el mismo que se encuentra hoy en día: un delicioso guiso de pescado con patatas (su famosos bullit de peix) como plato único.

Se puede repetir pero que nadie se confíe, al suquet le sigue un arroz a banda ante el que caerse rendido. La amabilidad de la familia y las impresionantes vistas al Mediterráneo completan una visita que deja al comensal completamente satisfecho. Y si no, siempre se puede pedir un rico café «caleta» para redondear la experiencia, una especie de café solo con una variedad de licores y especias del que resulta imposible tomarse uno solo.

Las paellas secretas de Ibiza

Es imposible resistirse al arte de comer un arroz frente al mar, y en Ibiza este plato sabe mejor si se hace en Es Torrent, en uno de los enclaves más privilegiados de la isla, y ya es decir. Con sabor a mar, aunque sin poder verlo, el restaurante Pou Des Lleó es, también, un pequeño y antiquísimo hostal por donde lo ‘cool’ pasa bastante de largo.

 

 

Casa Anita
Casa Anita, en una imagen de archivo de 2008

El restaurante con todos los buzones del pueblo

Carretera y manta, pocos lugares en la isla conservan tan bien el espíritu hippy como el Bar Anita que, aunque convertido ya casi en un restaurante en vez de en un bar de pueblo, sigue siendo obligado pedir una de las especialidades de la casa, su licor de hierbas ibicencas.

Aquí, además de comer y sobre todo beber bien, hay que fijarse en su curiosa decoración repleta de buzones. No se trata de un capricho, sino de una necesidad: este restaurante tiene además la función de ser la estafeta postal del entorno, ubicado en el verdadero corazón de la zona. Cerquita, muy cerquita de aquí y en dirección a Santa Eulalia, encontramos uno de los lugares más míticos, y sí, menos secretos de Ibiza, el famoso mercadillo hippy de Las Dalias. Puestos, artesanía, gastronomía y muchas ganas de pasarlo bien en el mercado más famoso –y con más historia- de la isla. 

Chirincana
Foto: Chirincana

Un chiringuito a contracorriente

Dirección Santa Eulalia y tomando el desvío a Es Canar, no existe local mejor que Chirincana, un sencillo chiringuito de playa ubicado en la Cala Martina, muy cerquita del único camping de Ibiza. Una vuelta a las cosas sencillas de la vida, y de la gastronomía, abanderada por platos como ensaladas y pizzas caseras que se aquí se disfrutan con los pies descalzos en la arena y escuchando de fondo música en directo. 

Cala Xarraca
Foto: Shutterstock

La bahía secreta

Azules infinitos contrastan con el verde de la vegetación que campa a sus anchas en Cala Xarraca, en Sant Joan de Labritja, un espectacular espacio natural de Ibiza. Esta playa de arena dorada ubicada en el extremo norte de la isla es además un excelente punto de partida para explorar pequeños rincones aledaños o calas vecinas más tranquilas que las otras áreas.

Una bahía de color turquesa profundo da la bienvenida, además, a todos aquellos amantes de los deportes acuáticos y de la vida apacible, ya que aquí se puede, por ejemplo, alquilar un kayak con el que recorrer parte de la costa. 

Cala Llentrisca
Foto: Getty Images

La cala aún virgen

No resulta nada fácil acceder hasta Cala Llentrisca, en Sant Josep, aunque nadie dijo que alcanzar el paraíso lo fuera. Respaldada por frondosos bosques de pinos, es tranquila y por lo general ambientada por el gorjeo de las cigarras, Cala Llentrisca es uno de esos rincones vírgenes que aún hacen sentir al viajero como en otro mundo. La perfecta imagen de postal la proporcionan las maltrechas cabañas de pescadores y hasta un modesto embarcadero, que junto a los privilegiados elementos con los que la naturaleza ha dotado a esta cala  forman una de las mejores playas de Ibiza.

Dalt Vila
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Un barrio patrimonio de la humanidad

Entre cala y cala, Dalt Vila, posiblemente el lugar menos secreto de Ibiza, merece siempre una visita, ya sea por primera vez o para reencontrarnos con el corazón de Ibiza. Colonizada por los fenicios, hace falta remontarse siglos atrás para comprender toda la historia que se encierra entre las paredes del centro de la isla, que aún a día de hoy se encuentra protegido por los muros del siglo XVI, manteniendo alejados a los piratas. Dalt Vila propone un privilegiado paseo por la el pasado de la isla balear, plagado de estrechas y empedradas callejuelas y mansiones medievales. Es obligado acceder hasta el punto más alto de la ciudadela, donde se encuentra la catedral, ubicada muy cerca del castillo.

UN MUSEO PARA LA IBIZA CONTEMPORÁNEA

En Dalt Vila, precisamente, se puede visitar el Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza (MACE), compuesto en superficie por un edificio histórico y otro nuevo adosado, y un conjunto arqueológico situado dos pisos por debajo. En este nivel -2 se conservan los vestigios de las construcciones más antiguas que se remontan al siglo VI a.C., y pertenecían a la ciudad fenicio-púnica; también hay restos posteriores romanos y enterramientos de época musulmana (siglos X-XII). En superficie, un antiguo cuartel del siglo XVIII y un anexo moderno acogen las exposiciones de este museo. En la colección permanente se muestran obras de artistas de los años sesenta: Bechtold, Floris, Broner, Micus, Hausmann, Tàpies, Gordillo, Broto, Faber... También hay salas dedicadas a la fotografía, a grabados japoneses, carteles de la antigua galería de Carl van der Voort, así como dibujos del ibicenco Antoni Marí Ribas, «Portmany», nacido en Dalt Vila.

Bol Nou Sa Caleta
Foto: Shutterstock

El poblado fenicio junto al mar

Los amantes de la arqueología también disfrutarán visitando, cerca de la playa de es Bol Nou, el poblado fenicio de sa Caleta (s. VII a. C.), uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Ibiza, incluido en el Patrimonio de la Humanidad de la isla, junto al barrio fortificado de Dalt Vila, la necrópolis púnica del Puig des Molins y las praderas de posidonia oceánica de la Reserva Natural de ses Salines. En sa Caleta se asentaron los primeros fenicios que llegaron a la actual Ibiza (siglo VIII a.C.). El yacimiento se localiza en el término de Sant Josep de sa Talaia, sobre una península entre la punta de es Jondal y la playa de es Codolar, desde la que hoy como ayer se contempla una vista espléndida sobre el mar.

La playa casi circular

La búsqueda incesante por lugares más vírgenes y remotos puede recalar también en es Es Portitxol un enclave tan especial y espectacular que merece el esfuerzo que requiere su acceso. Su espectacular playa es casi circular, sus aguas son transparentes, verdes y turquesas y sí, es un rincón donde encontrar la quietud de otro mundo, de otra isla: la otra Ibiza.