Innsbruck, la dama de los Alpes

La ciudad austríaca seduce por su rico patrimonio y por las montañas que la rodean

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Foto: Turismo Innsbruck

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El río Inn a los pies de la ciudad

El río Inn discurre a lo largo de la ciudad de Innsbruck, que literalmente significa "puente sobre el río Inn".

Foto: Aci

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Calle María Teresa

Una de las calles más transitadas de la ciudad se extiende por el centro, con la imponente montaña Nordketten al fondo.

Foto: Getty Images

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Tejadillo de oro

El Tejadillo de oro se encuentra en el casco antiguo de Innsbruck, en la calle Herzog Friedrich. Se trata de un balcón que fue construido por el emperador Maximiliano I en el año 1500 recubierto por 2.657 tejas de cobre policromadas.

Foto: Turismo Innsbruck

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Parque alpino Karwendel

A tan solo 20 minutos al norte de Innsbruck, este parque ha sabido preservar las tradiciones, el entorno y el carácter tirolés. Destaca su pico más alto, el Birkkarspitze, de 2.479 metros. 

Foto: Turismo Innsbruck

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Centro histórico

En la calle Maria Theresien, se yergue la columna de santa Ana, adornada con las estatuas que aparecen en la imagen. En pleno invierno el aspecto de la ciudad cambia de imagen bajo el manto blanco de las fuertes nevadas.

Foto: Turismo Innsbruck

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Rutas en bicicleta

Innsbruck es un destino perfecto para los amantes de la naturaleza. Su entorno único ofrece multitud de oportunidades para disfrutar de los valles y sus vistas en bicicleta o caminando.

Foto: Turismo Innsbruck

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Innsbruck en invierno

Las instantáneas de la ciudad nevada son habituales durante los meses de frío, cuando se convierte en un destino perfecto para una escapada de invierno. Además cuenta con buenas estaciones de esquí muy cercanas.

Foto: Turismo Innsbruck

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Olympia SkiWorld

Esta área de esquí contiene nueve estaciones diferentes y unos casi 300 kilómetros de pistas. Ofrecen al visitante una buena calidad de nieve desde diciembre hasta abril.

Foto: Turismo Innsbruck

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Festival New Orleans de jazz

Con la llegada del verano y las temperaturas más altas, Innsbruck se viste de gala para acoger el festival New Orleans. Las calles de la ciudad se llenan de música que evoca el mejor jazz a orillas del río Inn. 

Winter Innsbruck 2013 2048

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Austriaademás de ejemplos de arte gótico, barroco y, desde hace unos años, de arquitectura vanguardistamontañas

La capital del Tirol atesora el conjunto más completo de obras renacentistas de

,

. Pero lo que otorga a Innsbruck su genuino encanto es el marco de

nevadas en el que se inserta, un entorno lleno de propuestas de actividades.

Desde la torre Stadtturn se admira una visión del casco antiguo, enmarcado por el valle del río Inn y las cimas alpinas alrededor. A sus pies brilla el Tejadillo de Oro (s. XVI), el balcón policromado y cubierto de tejas doradas desde el que Maximiliano I contemplaba los bailes y torneos medievales; enamorado de este lugar el emperador también construyó aquí su residencia imperial o Hofburg. De estilo gótico y fácilmente reconocible por sus cúpulas verdes que pueden verse desde muchos puntos de la ciudad, el Palacio imperial se construyó en el año 1500. Dos siglos más tarde, la emperatriz Maria Teresa, y en el siglo XIX el archiduque Carlos Luis de Austria, llevaron a cabo sucesivas renovaciones.

La arquitectura moderna también tiene un gran protagonismo en la historia más reciente de la ciudad. Edificios como la Estación central, la plaza Edward Wallnöfer, el Foro de la ciudad o los nuevos funiculares –mediante los cuales se accede a las cercanas montañas en pocos minutos– dan buena cuenta de la dosis de modernismo que caracteriza a la capital austriaca del Tirol.

De noviembre a abril, el esquí domina el ambiente de Innsbruck durante el día, mientras que al atardecer la animación se concentra en los cafés y restaurantes. Además de las actividades de esquí, la ciudad también tiene una gran oferta para todos aquellos visitantes que prefieren descubrir los alrededores sobre dos ruedas o en trekkings de todos los niveles. El recuerdo de las maravillosas vistas de los Alpes son la recompensa de un intenso día de deporte.

Los funiculares que parten del centro suben en pocos minutos a las colinas. El de Nordketten se detiene en las pistas de Seegrube, a 2.000 metros, y Hafelekar, 300 metros más arriba. Desde esa altura la vista es magnífica y el regreso de noche, en cabina o deslizándose sobre la nieve, permite contemplar Innsbruck iluminado.