
Italia es un referente en turismo. Lo es por el arte y arquitectura, por sus paisajes, historia, gastronomía y diversidad. Ahora bien, su éxito está comportando algunos problemas. Por ello, el país, que pulverizó su récord el pasado año con 60 millones de visitantes, afronta la temporada de verano con algunas medidas aprobadas para intentar limitar el turismo en Italia.
En Venecia se calcula que viven 56.000 personas en el centro histórico (264.600 en total en su área urbana, en 2014), mientras que según estadísticas, la ciudad recibe 33 millones de turistas anualmente
El pulso que mantiene Italia entre la necesidad del turismo y la de salvaguardar su patrimonio concentra la atención de otros países que se encuentran en una situación análoga. Muchas de las ciudades italianas atraen a un gran número de turistas cada año. Por ejemplo, en Roma, según la época, el acceso a la Fontana de Trevi es muy complicado por el número de gente que se acumula. También Florencia sufre problemas en ciertas zonas como en el Ponte Vecchio, que soporta una masa de paseantes que ponen en peligro su estructura. Situaciones como estas, fuerzan al país a buscar cómo limitar el flujo de turistas.
Incluso la UNESCO amenazó con intervenir e incluir Venecia, símbolo de los problemas del turismo en Italia, entre sus ciudades en peligro. La estrategia pasa por regular y controlar el acceso y potenciar otros monumentos que ahora no reciben la atención del turismo. Un caso para ilustrar la situación es Roma. Mientras el Coliseo tiene seis millones de visitantes al año, el Palacio Venecia, a sólo 600 metros, lo visitan 50.000.
Por ahora, las actuaciones del Ministerio de Cultura y Turismo más restrictivas se centran en Venecia, Cinque Terre, Capri y Taormina. Pero, ¿estas medidas protegen o dañan la imagen del país, tú qué crees?