Regreso al pasado

Las juderías más bonitas de Portugal

Un viaje a los pueblos portugueses que aún conservan sinagogas, callejuelas empedradas y vestigios sefardíes de la Edad Media.

Cuando la persecución sefardí comenzó con los Reyes Católicos, Portugal se convirtió durante algún tiempo en tierra de refugio. Al menos, hasta que D. Manuel también decretó su expulsión en el país vecino. Aunque no todos se marcharon. Algunos siguieron viviendo entre sombras. Hoy el patrimonio judío ha quedado como fiel testimonio de aquella época convulsa.

 

Recorrer los pueblos de la Red de Juderías de Portugal supone descubrir la existencia de una comunidad sorprendente. No sólo antiguas sinagogas convertidas en museos, también el entramado de calles empedradas y estrechas por las que parece no haber pasado apenas los siglos, casas con arcos ojivales, símbolos secretos en las entradas y alguna que otra leyenda contribuyen a crear una poderosa atmósfera, como si en lugar de un viaje en el espacio, se hubiera hecho en el tiempo.

 
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Castelo de Vide

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Castelo de Vide

Ubicado en pleno Parque Natural de la Sierra de San Mamés, Castelo de Vide se esparce por la falda de la montaña como un manto blanco en el que la iglesia y el castillo destacan sobre los tejados naranjas. Aquí se encuentra la que posiblemente fue la última judería en fundarse de la península Ibérica. Entre 1492 y 1497 se vivió una especie de fiebre inmobiliaria y se construyó un centenar de casas para dar cobijo a las familias judías procedentes de España. La mejor forma de conocer la judería de Castelo de Vide es caminando. Eso sí, habrá que armarse de paciencia, que estas son calles empedradas y en pendiente. Las calles da Fonte, do Mercado, do Mestre Jorge o dos Serralheiros son algunas por las que se desarrolla la antigua judería. Que no sorprenda encontrar una Rúa das Espinosas, pues según dicen el gran filósofo Spinoza fue descendiente de un antiguo habitante de la villa. Para más datos, hay que pasar por el Museo de la Sinagoga, donde se han mantenido las dos salas originales, una para hombres y otra para mujeres.

Trancoso

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Trancoso

Su ubicación estratégica y su escénico castillo, hizo de Trancoso uno de los pueblos clave en el tira y afloja bélico que acabó formando la frontera con el Reino de España. Para cuando llegó la expulsión de los judíos por parte de los Reyes Católicos, muchos aprovecharon la cercanía de Trancoso para asentarse. De ahí que hasta el pueblo llegara una importante comunidad judía a lo largo del S. XV que contribuyó en gran medida al desarrollo del comercio en la zona. Su testimonio aún es visible si se observa con cierta atención las casas, en las que se aprecian las numerosas marcas, candelabros, cruces, estrellas de David y palabras hebreas. Todo ello hace que pasear por esta villa medieval tenga algo de juego: ir a la búsqueda de las marcas ocultas. Completa el trayecto el Centro de Interpretación de la Cultura Judaica Isaac Cardoso.

 
Guarda

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Guarda

Tal vez se note en el respirar que esta es la ciudad enclavada a mayor altura de Portugal. También se la conoce por ser la “ciudad de las cinco F”: “Farta, Forte, Fria, Fiel e Formosa” (satisfecha, fuerte, fría, leal y hermosa). Y aún más, la sinagoga de Guarda está considerada como la más antigua de las que hay en Portugal. La entrada principal a la judería se halla en Quatro Quinas (4 esquinas ), el punto donde, como si se tratara de una prueba iniciática, convergen tres calles que se cruzan y forman cuatro esquinas. Intramuros, el antiguo barrio judío albergó una de las principales comunidades judías de Portugal. La mayoría comerciantes, construyeron sus casas siguiendo un patrón aún muy evidente:  tenían dos puertas; la más amplia conducía al comercio, mientras que la puerta más pequeña daba acceso a la residencia familiar. En muchas de ellas aún se distinguen las cruces realizadas para indicar que en ellas habitaban “nuevos cristianos”.

 
Belmonte

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Belmonte

Con el edicto de expulsión del rey D. Manuel, algunas comunidades prefirieron quedarse sin hacerse muy visibles. De ahí que Belmonte sea seguramente el lugar donde la presencia judaica es mayor en la actualidad. No en vano, la cultura y tradición hebreas permanecen aquí desde la Edad Media. Al llegar al pueblo, se sube al castillo por la avenida que toma nombre de su hijo pródigo, Pedro Alvares Cabral, descubridor de Brasil. Desde allí, se bajará por el entramado de calles de la antigua judería, captando la atmósfera de una aldea histórica. Muy cerca del Museo dos Descubrimientos, está el Museo Judaico.  Destacan las casas entre las calles Direita y Fonte da Rosa, con sus singulares umbrales de granito, muchos de los cuales aún conservan las marcas secretas de una sociedad que vivió en secreto sus creencias. 

 
Tomar

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Tomar

Por si no fuera suficiente con haber sido la legendaria sede de la Orden de los Templarios, tener toda una una joya arquitectónica, Patrimonio de la Humanidad, como es el Convento de Cristo o uno de los centros históricos más bellos de Portugal, Tomar es un interesante testimonio del paso de los judíos por estas tierras: la sinagoga medieval mejor conservada del país. Del siglo XV, actualmente alberga el Museu Luso-Hebraico de Abraham Zacuto para conocer todos los detalles de las aventuras y desventuras de los hijos de Sion.  

Castelo de Vide