Un macizo rocoso navega por el translúcido Adriático reflejando en él cuevas artificiales, fortalezas, pueblos medievales, islas minúsculas y plácidas playas. La imagen real de este paraíso recóndito del Mediterráneo corresponde a la bahía de Kotor, conocida como el fiordo más meridional de Europa, y uno de los paisajes más reconocibles de Montenegro.
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Ilustración: Jordi Català