Stendhal rural

La Toscana en doce pueblos imprescindibles

La región italiana más bella demuestra todo su potencial en estos pueblos donde no faltan monumentos, castillos y atardeceres.

Elegir entre tanta arquitectura brillante, arte de primer orden, paisajes sublimes y buena mesa es tarea casi imposible cuando se mira a los pueblos de la Toscana. Alrededor de las magníficas Florencia y Siena se arremolinan un montón de poblaciones que reproducen a pequeña escala los hitos de las grandes capitales del medievo y del Renacimiento. Lugares donde es muy sencillo soñar; donde el romanticismo bien entendido fluye por los poros de quienes lo visitan y donde no es extraño que se establecieran decenas de artistas en busca de la inspiración y la paz interior. Sus famosos paisajes llenos de viñedos y atardeceres multicolor entre el verde de las llanuras, el marrón de las rocas, el rojizo del ocaso del sol y el carmesí de los tejados, llenan el imaginario de cualquiera que piense en Italia y la Toscana. Y todo ello en pequeñas dosis, no vaya a ser que el famoso síndrome de Stendhal actúe cuando menos se le espera...

  1. Montefioralle
  2. Montalcino
  3. Certaldo
  4. San Gimignano
  5. Montepulciano
  6. Pienza
  7. Volterra
  8. Monteriggioni
  9. Cortona
  10. Pistoia
  11. Anghiari
  12. Pitigliano

 

 

 

 

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Montefioralle

En el valle de Chianti, famoso sobre todo por sus vinos, despunta este pequeño y encantador pueblo medieval de calles empedradas y flores en los alféizares. Cada mes de septiembre se celebra aquí el festival Expo del Chianti Clasico, que permite degustar los caldos de la región y conocer mejor sus excelencias.

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Montalcino

Desde lo lejos se vislumbra la portentosa fortificación, aupada sobre una colina, de Montalcino. En esta localidad se producen algunos de los mejores vinos de Italia, los Brunello, además del Rosso di Montalcino i Sant'Antimo El pueblo se encuentra entre el monte Amiata y el mar, a unos 45 kilómetros de Siena, en pleno Valle de Orcia y su origen se remonta al siglo XII. El paseo por sus callejuelas empedradas cuenta con muchos alicientes, y uno de ellos, sin duda, es sentarse en una de sus plazoletas para degustar una copa de tinto. 

iStock-1422046935. Certaldo

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Certaldo

La loma sobre la que se acuesta este pueblito es tan estrecha y abigarrada que Certaldo es uno de los pocos pueblos monumentales de la Toscana que no cuenta con plaza. Para compensar, este asentamiento poblado desde época etrusca cuenta con una calle, la Vía Bocaccio, que no solo recuerda que aquí nació uno de los grandes literatos de la lengua italiana. También acoge la catedral, los restos de la logia (ahora amurallada) y los principales palazzi, entre los que destaca el Stiozzi Ridolfi. Eso sí, aquí todas las señales turísticas conducen a su gran monumento, el Palacio Pretoriano, la casa madre de los Condes Alberti, donde la sala de audiencias, las cárceles, la capilla y las dependencias privadas de los Vicarios brillan con luz propia.

Cerca también de Siena se halla la ciudadela medieval mejor conservada de la región, que se erige sobre una colina, a 324 metros sobre el nivel del mar, dominando el valle de Elsa. Con sus catorce torres cuadrangulares asomando en el horizonte (en su origen contaba con 71), la ciudad está repleta de monumentos de imprescindible visita como la Collegiata, la catedral del siglo XII, con frescos renacentistas, el Palazzo del Popolo del siglo XIII y la iglesia de San Agostino, otra joya del románico toscano.

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San Gimignano

Cerca también de Siena se halla la ciudadela medieval mejor conservada de la región, que se erige sobre una colina, a 324 metros sobre el nivel del mar, dominando el valle de Elsa. Con sus catorce torres cuadrangulares asomando en el horizonte (en su origen contaba con 71), la ciudad está repleta de monumentos de imprescindible visita como la Collegiata, la catedral del siglo XII, con frescos renacentistas, el Palazzo del Popolo del siglo XIII y la iglesia de San Agostino, otra joya del románico toscano.

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Montepulciano

Al sur de Siena se halla este pueblo de vinos deliciosos, como el Vino Nobile de Montepulciano, y arquitectura excepcional. La Piazza Grande es su centro y acumula un buen puñado de edificios como el Ayuntamiento, gótico y con una torre elevada desde la que se contempla todo el alrededor. La Catedral y la iglesia de San Agostino, junto con el santuario de la Madona del Biagio, en las afueras, son de visita obligada.

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Pienza

Toda la esencia de la Toscana se concentra en esta localidad y en sus alrededores con leves colinas en las que zigzaguean hileras de cipreses. Pienza surge del sueño del Papa Piccolomini que en el siglo XV emprendió la tarea de convertir un pequeña aldea en una modélica ciudad renacentista. Todas las calles llevan a la plaza principal donde emerge el maravillosos Duomo y en cuyos alrededores se puede comprar y degustar el queso pecorino. No perderse la vista desde el mirador con una espectacular panorámica al Valle di Orcia.

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Volterra

A pocos kilómetros de San Gimignano se encuentra Volterra, un espléndido compendio de la arquitectura y del arte de los distintos períodos etruscos, romanos, medievales y renacentistas. El teatro romano y las sólidas murallas que rodean un bello casco medieval son algunos de sus alicientes.

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Monteriggioni

Entre Siena y Florencia se encuentra este pequeño pueblo amurallado y altas torres medievales en el que el tiempo parece haberse detenido. El castillo fue fundado a mediados del siglo XIII por la República de Siena para defenderse de los florentinos, hasta que en el siglo XVI, ambas fueron anexionadas a Florencia. Con varias puertas de entrada a la ciudad, conviene hacer el paseo por las murallas para hacerse una idea exacta de cómo es la población y sus alrededores.

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Cortona

Es uno de los mas antiguos asentamientos etruscos de la Toscana, fundada en el siglo V a.C. Situada al sur de la región, Cortona se convirtió en centro de peregrinación viajera hace unos años cuando el libro y la película Bajo el sol de la Toscana pusieron en relieve su indudable encanto. Las vistas de toda la Val di Chiana desde lo alto de la población son impresionantes.

shutterstock 586474826. Pistoia

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Pistoia

Apartada de las rutas turísticas más trilladas y situada a medio camino entre Florencia y Lucca, aparece Pistoia, con sus techos de tejas ocre que anuncian un núcleo toscano modelo. Esta ciudad se reivindica como una excelente parada para conocer la auténtica Toscana, cuyas raíces se asientan en la Edad Media. En la Piazza del Duomo encontramos el conjunto de edificios de visita imprescindible: la catedral, el baptisterio y el campanile. Para los amantes del arte, el Museo Civico y el Museo Marino Marini exponen la historia y el arte pistoiano. Y para los más folclóricos, la Giostra dell’Orso, un viaje en el tiempo que, cada año a finales de julio, transforma Pistoia en un escenario de medieval.

iStock-1089851956. Anghiari

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Anghiari

En la provincia de Arezzo, destaca este pequeño pueblo de casa apiladas que se asienta sobre un antiguo emplazamiento romano. El monasterio de San Bartoleo y la iglesia de la Badia son sus dos monumentos medievales más representativos, pero hay mucho más, palacios, pequeños oratorios, patios que albergan agradables restaurantes que se descubren en un paseo por sus calles empinadas y estrechas.

Shutterstock 2233105635. Pitigliano

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Pitigliano

Un conjunto de serpenteantes, callejones adoquinados, elegantes arcos y pintorescas casas de roca dan forma a este pueblo de origen etrusco que se convirtió en feudo de las ricas familias Aldobrandeschi y Orsin. Éstos ampliaron la fortaleza, reforzaron las murallas y construyeron el imponente acueducto. De aquella época queda la Piazza Petruccioli y la Piazza Garibaldi, conectadas entre sí. Visita imprescindible en Pitigliano es la Piccola Gerusalemme, el antiguo gueto donde se estableció la comunidad judía cuando el papa Pío IV los expulsó de Roma en el siglo XVI.

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