Engastados entre el Piamonte, Suiza y el Véneto, al norte de la cosmopolita Milán, cinco grandes lagos acogen en sus riberas poblaciones, miradores y villas que han sido inspiración de artistas. «Adiós, montes surgentes de las aguas y elevados al cielo;[...] torrentes de los cuales distingo el bramar como el sonido de las voces domésticas; villas esparcidas y blanqueadas en la pendiente, ¡adiós!». Así se despide de los montes de Lecco, en la ribera del lago de Como, la joven protagonista de Los novios, de Alessandro Manzoni.
En Italia, todos los estudiantes leen este pasaje de la novela cumbre de la literatura italiana, pero es probable que muchos no entiendan su significado hasta que no vean por primer vez los lagos Maggiore, Lugano, Como, Iseo y Garda. A los diversos enclaves de los lagos lombardos se puede acceder por tierra, pero es mejor encomendarse a la eficiente red de transporte acuático.