Dicen en el valle de Sedano que los de Orbaneja del Castillo suelen gritar mucho. En todo caso, no deja de ser una manía comprensible una vez que se visita el pueblo. Allí la sonoridad del agua llena todo el ambiente y obliga en algunos rincones, sobre todo en época de deshielo o primaveras profusas en lluvia, a levantar la voz por encima del rumor del agua que lo recorre en gran parte. Ese rumor de agua, o mejor, la cascada que lo origina, ha convertido a Orbaneja del Castillo en una de las villas más conocidas de la provincia de Burgos. Al abrigo de las altas paredes rocosas del cañón que ha ido modelando con paciencia inquebrantable el Ebro durante siglos, el pueblo se despereza escalonadamente hacia arriba en empinadas callejuelas que los pocos vecinos han sabido conservar con el encanto de antaño.
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