
Quizá fueran sus calles empinadas o sus interminables escaleras lo que convenció en 1915 al Comité Olímpico Internacional de instalar su sede en Lausana (Lausanne en francés). Realmente, pasear por esta ciudad requiere una buena forma física.
Calles en cuesta, escalinatas y puentes unen la zona medieval, la elevada Cité, con el lago y los barrios bajos, donde la aristocracia europea encontró una seductora panorámica de los Alpes para instalar sus hoteles y anhelos románticos.
Lausana resulta tradicional a simple vista, pero su Universidad atrae juventud y modernidad desde hace siglos. Esta ciudad de la Riviera Suiza repleta de mansiones y museos ha logrado triunfos sociales, culturales y urbanísticos. Toda una joya a orillas del lago Lemán que atrae con su personalidad y que enamora con su belleza.