En la piel de un local

Lima: lo que el turista no ve

Más allá de su casco histórico, de su imponente barranco con vistas al Pacífico y de contar con algunos de los mejores restaurantes del mundo, Lima guarda para sí pequeños lugares hasta donde el turista no llega. Espacios que permanecen ocultos a sus ojos y que merecen más de una visita.

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Los primeros vecinos de Lima

Pasillo principal de Casa de Aliaga © Casa de Aliaga

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Los primeros vecinos de Lima

En el cercado de Lima, en pleno casco histórico frente al Palacio de Gobierno, se encuentra Casa Aliaga, una de las mansiones más antiguas e importantes de la capital peruana cuyo terreno fue cedido a Jerónimo de Aliaga, hombre de confianza de Francisco Pizarro, como parte de un reparto de solares y parcelas que el conquistador español dio en agradecimiento a quienes lo acompañaron.

Con casi cinco siglos de antigüedad, y desde la fundación de Lima en 1535, esta casona virreinal ha sido testigo y protagonista de los acontecimientos más importantes de la historia de la ciudad y del país hasta la actualidad. Tanto su interior como su exterior se han mantenido prácticamente intactos desde su construcción y, como curiosidad, cabe mencionar que allí siguen viviendo los descendientes de Jerónimo de Aliaga. Su interior se puede visitar de manera particular acompañado de un guía que explica a los visitantes cada uno de los detalles y del pasado de esta casa colonial.

Casa Aliaga
Jirón de la Unión 224, Cercado de Lima 15001.

Vivir el arte

Rooftop Fugaz © Monumental Callao

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Vivir el arte

En la ciudad portuaria de El Callao florece el arte, la cultura, la fotografía y el diseño; Dos polos opuestos que están haciendo de su centro histórico una de las zonas culturales más importantes e interesantes de la capital.

Allí se encuentra Monumental Callao, un bello edificio de siete plantas que ha sido restaurado y vestido de color que se ha convertido en sede de uno de los más grandes festivales de cultura de Perú. En la parte baja las tiendas de arte, de moda y las galerías de arte independiente lo inundan todo con exhibiciones, instalaciones, presentaciones, miniconciertos y recitales mientras la azotea se convierte en una pista de baile en el que los diferentes ritmos marcan las noches en Fugaz, el rooftop del Monumental.

Monumental Callao
Independencia, Callao 07021, Lima.

Diseño peruano

Patio interior de Dédalo © Dédalo

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Diseño peruano

En una casona del barrio más alternativo de Lima, en Barranco, se esconde una tienda de arte y artesanía peruana con un precioso patio con cafetería, restaurante y tienda gourmet en su interior: Dédalo.

Nada más entrar, colocados como si fuera una galería, las piezas de arte, las vajillas, las fotografías, los grabados, las esculturas, los cuadros, los muebles y los diseños de textiles traídos de todas las partes del país lo inundan todo, paredes, estanterías y vitrinas. Sala a sala, recorriendo la casona y cada uno de sus habitáculos, se llega al patio principal en donde las lucecitas de las bombillas, las plantas con preciosas macetas (también a la venta) y los pájaros de origami colgando del techo hacen del espacio un lugar especial.

Dédalo
Jirón Sáenz Peña 295, Barranco, 15063.

Pasado prehispánico

Huaca Pucllana © Lucía Díaz Madurga

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Pasado prehispánico

Alrededor de la ciudad de Lima se reparten (que se conozcan hasta el momento) 54 huacas con más de 4000 años de antigüedad, según datan los expertos. Estas construcciones pertenecientes a épocas preincaicas sirvieron como templo de una de las culturas más importantes de la ciudad -y a la que se le debe su nombre-, la cultura Lima.

Uno de estos centros ceremoniales más conocidos es la Huaca Pucllana, un monumento histórico descubierto hace tan solo 40 años que sorprende en especial por estar ubicado en pleno centro del distrito de Miraflores. Esta construcción, dedicada a la deidad del mar, está hecha a base de adobe y piedras de río bajo una técnica sismoresistente conocida como la técnica del librero, y en forma trapezoidal, permitiendo mantener la estabilidad durante los movimientos sísmicos tan característicos de la ciudad. La visita a esta huaca se puede realizar tanto de día como de noche, permitiendo a los visitantes conocer de cerca esta cultura, acceder a la cima de su pirámide y contemplar la magnificencia de este complejo escavado en el centro de la ciudad de Lima.

Huaca Pucllana
s/n, Ca. Gral. Borgoño cuadra 8, Miraflores, 15074.

Comerse el pasado

Jalea de pejerrey © Elías Alfageme

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Comerse el pasado

Frente a ese templo, con exclusivas vistas a la Huaca Pucllana -pues el comensal come literalmente en el terreno de la huaca-, se encuentra un restaurante en el que los sabores del Perú se interpretan de acuerdo a las técnicas clásicas de cocina y a los estilos más contemporáneos.

 

En manos de Marilú Madueño, nombrada Mejor Chef Mujer por Summum en 2017, el restaurante de la Huaca Pucllana indaga en los sabores de la tradición peruana sin perder de vista sus grandes recetas clásicas y ese punto de modernidad que les caracteriza. La causa, los anticuchos, las papas rellenas, el rocoto relleno de lomo a la arequipeña o el cau cau contrastan con recetas reinterpretadas como los falsos taquitos de ceviche, el quinoa bowl, la jalea de pejerrey o sus spaguetti frescos a la carbonara de atún. Una cita perfecta para, después de recorrer la Huaca, terminar degustando su cocina más tradicional a los pies de este templo.

Restaurante Huaca Pucllana
Ca. Gral. Borgoño Nº860, Lima 15074, Perú

Una taberna mítica

© Juanito Barranco

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Una taberna mítica

En el distrito de Barranco, concretamente en la plaza de principal del barrio, se encuentra una de las bodegas más míticas de Lima: Juanito de Barranco. Con 85 años a sus espaldas, la apertura de esta taberna cambió la historia del distrito al convertirse en la primera bodega en donde también se vendía comida.

Sus puertas abrieron en 1937, en el local de un establecimiento que ya existía en 1900, en un bodegón que hacía las veces de ferretería, de tienda de objetos para el hogar y de bodega, donde se vendían insumos y algunas botellas de licor. En ese momento no había mesas, solo un mostrador tras el que se encontraba Juanito. Él fue quién, con 24 años -de ahí el diminutivo de su nombre- comenzó a servir en aquel local comida y licores por copa dando lugar a un espacio ya mítico en la capital peruana y comienzo a un linaje familiar de taberneros que continúa hasta la actualidad. Hoy día, hay que pasar por allí para probar su chilcano (pisco con ginger ale) y alguno de sus bocados más típicos como el bocadillo de jamón del norte o jamón del país, su asado o sus patitas. Y es que, quien va a Lima y no pasa por Juanito de Barranco, no ha conocido Lima.

Juanito de Barranco
Av. Almte. Miguel Grau 270, Barranco 15063, Perú.

Dulces de antaño

© iStock

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Dulces de antaño

En un pequeño local del barrio de Magdalena del Mar, tras unas verjas granates, se esconde una de las dulcerías más conocidas de la ciudad: Santa Rosa. Un pequeño espacio cuyo interior no ha cambiado desde 1968, cuando Rosa Emilia Luna abrió este local en el que desde entonces se pueden probar los postres limeños de antaño.

Hoy en día sigue este legado su hija, Marina Scheelje, quien prepara cada mañana de forma artesanal el virreinal ranfañote (un postre limeño originario de los esclavos y elaborado con pan duro y miel), el suspiro a la limeña, dulces como el frejol colado, el manjar blanco de coco, el dulce de membrillo, el dulce de camote, abrillantado (bolitas de zanahoria con naranja) o sus increíbles alfajores.

Dulcería Santa Rosa
Jr.Leoncio Prado 471, Magdalena del Mar 15086, Perú.

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