Desde este mes de junio, un conjunto único de joyas extraordinarias, coronas y piezas religiosas de valor inestimable relucen en el ala oeste del Palacio Nacional de Ajuda, la última de las residencias reales portuguesas. Un nuevo atractivo que conecta la capital lusa con su pasado Real y que abre todos los días de la semana, desde las 10h hasta las 19h (18h en invierno).
El asombroso patrimonio histórico que reluce en los barrios lisboetas de Belém y Ajuda tiene una nueva parada de valor incalculable: la colección de joyas y otros objetos del Museo del Tesoro Real. La nueva atracción cultural, abierta el pasado desde el 1 de junio, tiene una sede con un valor simbólico: en el ala oeste del Palácio Nacional da Ajuda, la que fuera la última residencia de la familia real antes de a proclamación de la república portuguesa en 1910.

Portugal fue uno de los imperios que más colonias estableció en el mundo. Brasil, Mozambique, Cabo Verde, Angola e incluso la china Macau cuentan, en la actualidad, rasgos culturales portugueses. Entre los principales, el idioma, en la música, la gastronomía y, principalmente, la religión católica de estos lugares demuestran atestiguan dicho pasado. Eso sí, el intercambio (si se puede definir así) no fue solo cultural. La corona lusa explotó sus minas para extraer metales y piedras que luego cubrieron de oro las coronas de los reyes y, de diamantes, los cuellos de las princesas.
El Museo del Tesoro Real destaca por revelar el papel de los lujosos objetos de poder al servicio de la monarquía más allá de su valor artístico y simbólico, explicando a los visitantes sus usos en las largas funciones ceremoniales, en la intrínseca devoción católica, en el uso estratégico de la actividad diplomática y en el coleccionismo, una práctica ampliamente practicada por las monarquías en el siglo XIX. Y lo hace de forma espectacular, aprovechándose de las nuevas tecnologías para acercar presente y pasado.
El recorrido por las joyas reales
El Museo del Tesouro Real está diseñado en once áreas que van desde el origen de las piedras preciosas incrustadas en cetros y coronas, hasta cómo se movía el tesoro que habitualmente acompañaba al rey, tanto en los momentos de gloria y honor, como en las derrotas.
Como símbolo de uno de los más importantes monopolios del mundo de su tiempo, destaca la presencia de metales en bruto en poder de la familia real, que se presenta en la primera sección del museo, titulada "Oro y diamantes de Brasil".

Foto: Manuel Silveira Ramos
A través de las diversas salas de esta nueva atracción turística de Lisboa se descubren monedas y medallas utilizadas como instrumentos y soportes de propaganda, y objetos que van desde joyas anónimas de la colección privada del rey Fernando II, hasta las insignias reales más conocidas como cetros, mantos y, por supuesto, coronas reales.
Entre ellas, sobresalen creaciones como el cordón esmeralda de Dña. Mariana así como objetos con historias como la caja de tabaco encargada por D. José al orfebre del rey de Francia en el siglo XVIII. Un viaje por el tempo, la fe cristiana y la sociedad monárquica de la época a través del tesouro real.