
Templarios. Con solo escuchar su nombre nos trasladamos a una Edad Media fantástica, un universo de peligros e intrigas, tierras conquistadas, monjes guerreros, reyes dadivosos y papas malvados. Hacia principios del Siglo XIV ese podría ser perfectamente el ambiente que se respiraba en “Jerez cerca de Badajoz”, curioso nombre con el que se conocía entonces a la ciudad amurallada que hoy llamada Jerez de los Caballeros, uno de los tesoros por descubrir en el extremo suroeste de Extremadura.

Foto: Istock
De factura templaria, la murallas de Jerez de los Caballeros todavía conservan 18 de sus 26 torreones originales y dos de sus seis puertas.
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Los caballeros de la Orden del Temple fueron amos y señores de este lugar por decisión del rey castellano al que habían ayudado a conquistar la lejana Murcia. La ciudad se convirtió así en la cabeza de un territorio denominado Baylío de Jerez del que aún se conserva vigente un fuero que rige el régimen económico de los matrimonios de los nacidos en un puñado de municipios pacenses y en la ciudad de Ceuta, todos ellos controlados por los templarios.
En la alcazaba musulmana, convertida en un agradable parque con vistas extraordinarias, se encuentra la misteriosa Torre Sangrienta, llamada así por haber sido el escenario de la muerte violenta de los miembros extremeños de la orden que se negaron a disolverse, tal y como había ordenado el Papa tras acusarles de desvío teológico, aunque el fondo de la cuestión tenía más que ver con su acumulación de poder y riqueza.
La alcazaba musulmana fue el escenario de la muerte violenta de los miembros extremeños de la orden que se negaron a disolverse

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La fortaleza de la Alcazaba ocupa el recinto musulmán y forma parte del recinto amurallado. Muy cerca de ella puede visitarse la Torre Sangrienta.
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Para recordar a sus antiguos señores, los jerezanos celebran cada mes de julio un Festival Templario que recupera estos hechos históricos en el escenario de las murallas que estos guerreros construyeron para proteger el casco urbano de invasores musulmanes.
Un laberinto de cuestas
Jerez es una cuesta continua, un laberinto de calles y plaza encaladas en el que destacan los viejos conventos, las casas de las familias nobles y las cuatro iglesias que con sus cuatro torres-campanario de estilo barroco conforman un peculiar skyline rural reconocible desde cualquiera de los puntos cardinales.
El más llamativo de todas ellos es el de la iglesia de San Bartolomé, con su fachada y torre decorada con coloridas piezas de barro vidriado y yeso que nos recuerdan que estamos a solo unos km de los límites con Portugal y Andalucía. De esta iglesia sale cada 23 de agosto el mismísimo Diablo, un personaje que persigue armado de cuernos, rabo y una escoba a los niños que huyen o le atosigan, según hayan o no perdido la inocencia. Esta tradición, vinculada a la devoción templaria a San Bartolomé, se viene celebrando, al menos, desde hace 130 años.

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La fachada y la torre del campanario de la iglesia de San Bartolomé destacan por su riqueza decorativa de estilo barroco.
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Vasco Núñez de Balboa, el más ilustre hijo de Jerez de los Caballeros, murió ejecutado en Panamá hace 500 años
Más tiempo, 500 años para ser exactos, ha pasado desde el día en el que Vasco Núñez de Balboa, el más ilustre hijo de Jerez de los Caballeros, muriera ejecutado en Panamá, acusado de alta traición. Su casa natal es hoy un centro de interpretación de la epopeya americana de este hombre, el primer occidental que avistó el Mar del Sur, hoy conocido como Océano Pacífico. El proyecto arquitectónico que ha puesto en valor la casa natal de Núñez de Balboa conjuga muy bien el respeto por los elementos originales de la época, el portal y la chimenea, jugando con ventanas que se abren siempre en dirección a las emblemáticas torres del municipio.
Otro momento álgido en la historia de Jerez de los Caballeros tiene lugar cada día al atardecer, cuando el cielo se convierte en un filón para instagramers. Es ese momento en el que las aves se activan y empiezan sus rituales de cortejo o salir a la caza de insectos. Cigüeñas, abejarucos y cernícalos primilla, la más pequeña de las rapaces, se mueven por el espacio aéreo jerezano con la seguridad de encontrar en las torres, viejas chimeneas industriales o en el mismo lienzo de la muralla, el lugar idóneo para construir sus nidos y criar a sus polluelos fuera del alcance de intrusos.

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La remodelación de la casa-museo del conquistador Vasco Núñez de Balboa llevada a cabo por los arquitectos Isabel Amores y Modesto García mantiene la esencia de una vivienda tradicional.
Foto: Fernando Alda
La dehesa, patria del cerdo ibérico
Entre otras muchas razones de peso, a Jerez se viene para conocer su dehesa, un idílico paisaje de más de 740 km2 creado artificialmente para uso y disfrute del cerdo ibérico, el ser vivo más mimado de la comarca, a cuyo principal fruto se dedica uno de los grandes eventos que se celebran en la ciudad, el Salón del Jamón Ibérico. Durante los cuatro días de mayo que dura la feria la vida se traslada al coqueto recinto ferial construido en las afueras donde se puede participar en talleres de corte de jamón, conferencias, música en directo y por supuesto degustar el mejor jamón ibérico de las D.O Dehesa de Extremadura.
Durante los cuatro días de mayo que dura la feria la vida se traslada al coqueto recinto ferial construido en las afueras

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El cerdo ibérico campa a sus anchas por la dehesa extremeña de Jerez de los Caballeros, donde encuentra todo lo necesario para convertirse en uno de los manjares que caracteriza la gastronomía de la región.
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Cualquier momento es bueno para profundizar en la cultura del cerdo ibérico, omnipresente en todas las casas, bares y por supuesto en las fábricas de jamón.
Jierrito es una de ellas. Se trata de una empresa familiar que desde 1910 elabora jamones, lomos y chorizos usando productos naturales, incluida la tripa. Los 500 gorrinos que procesan al año proceden de las explotaciones de familiares y amigos, como es el caso de la de Hilario Pimienta, un joven ganadero que cría en su finca una de las piaras más premiadas de España.
En la dehesa boyal podremos encontrar gurumelos, la seta de primavera, manjar endémico muy preciado en la zona
Para hacer un poco de ejercicio y conocer la dehesa se recomienda recorrer los 6 km que separan el centro de Jerez de La Bazana, pedanía de nueva planta diseñada por el prestigioso arquitecto Alejandro de la Sota en 1956 como parte del Plan Badajoz, un proyecto diseñado para recuperar tierras de labranza en zonas de la provincia. Para ello hay que recorrer la dehesa boyal, tierras comunales en donde podremos encontrar gurumelos, la seta de primavera, manjar endémico muy preciado en la zona, o visitar vestigios arqueológicos como el bonito puente romano que salva el río Ardila.
Para cerrar esta experiencia pasamos por uno de los secretos ocultos de Jerez de los Caballeros, el Dolmen de Toriñuelo. Sepultado bajo tierra en una dehesa situada en la carretera de Zafra, este sepulcro megalítico al que se accede a través de un corredor de 25 metros ha llegado intacto gracias a al uso que agricultores y ganaderos le dieron a lo largo de los tiempos como almacén y refugio.