La moderna ciudad de Luxor, edificada sobre las ruinas de la antigua Tebas, la que fue capital de Egipto durante el Reino Nuevo, acoge el templo de Luxor. Este goza de una ubicación inmejorable, en pleno casco urbano y en la Corniche de Luxor, enfrente del muelle donde se toma el ferri para cruzar el Nilo. Además, el templo ofrece la posibilidad al viajero de poder visitarlo por la noche.
Este recinto fue concebido como un complemento del otro gran templo de la ciudad, el de Karnak, y su construcción fue impulsada principalmente por los faraones Amenhothep III y Ramsés II. Este último lo terminó tal como se conoce hoy en día. Es uno de los templos mejor conservados del antiguo Egipto y visitarlo es adentrarse en el fascinante mundo de los dioses, donde solo podían acceder los sumos sacerdotes y, por supuesto, el faraón.