De Sóller a Deià

Mallorca en un solo sendero

La ruta GR-221, también conocida como Pedra en Sec, permite disfrutar de los paisajes más asombrosos del litoral norte de la isla.

El GR-221 es un sendero de gran recorrido que, a través de antiguos caminos y vestigios históricos construidos de piedra en seco, permite descubrir la Serra de Tramuntana, un paraje declarado Patrimonio Mundial. Conocido como Ruta de Pedra en Sec, este itinerario recorre un entorno que el hombre ha modelado trazando sendas, canalizando torrentes, levantando paredes para delimitar propiedades y construyendo bancales, carboneras y pozos de hielo, que durante mucho tiempo formaron parte importante de la economía de Mallorca. La ruta tiene 172 km señalizados, de los que 92 corresponden al itinerario principal y el resto a diferentes variantes. Cuando esté finalizado, el GR-221 tendrá 271 km entre Pollença y Andratx, distribuidos en 8 etapas del eje principal y 9 ramales.

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iStock-1143253986. El tramo más espectacular

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El tramo más espectacular

El trayecto que va de Sóller a Deià (10 km) y que se puede extender hasta Valldemossa, (lo que sumaría 18 km) es el más asombroso. Además de atravesar algunas de las poblaciones más bellas de Mallorca, acoge unos de los empedrados en piedra en seco mejor elaborados de toda la Serra de Tramuntana. Estas montañas, que geológicamente son una prolongación de las cordilleras Béticas, son el lugar más lluvioso de la isla y la protegen de los vientos fríos del norte o de poniente.

iStock-900674066. Viaje a otro tiempo

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Viaje a otro tiempo

La mejor forma de llegar a Sóller desde Palma es el famoso tren de madera ya centenario. La vieja estación es un bucólico preludio de esta ciudad amable y burguesa, de arquitectura modernista, callejuelas medievales y un magnífico barrio marinero, Port de Sóller. Desde la estación solo hay que dirigirse a la carretera que une la ciudad y el puerto, de donde parte un camino señalizado como Camí des Rost. Es el inicio de la ruta, que discurre a través del valle de los naranjos, donde los frutales crecen protegidos por un anfiteatro de montañas. Siguiendo las señales del Camí des Rost se contemplan antiguos caserones que han marcado la historia de estos pueblos, con sus bancales de naranjos, olivares y huertas, que ya se preparan para el duro invierno de la sierra.

Casxorc. La epítome de lo mediterráneo

Foto: Ca's Xorc

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La epítome de lo mediterráneo

Después de superar por encima uno de los túneles del tren de Sóller, se deja atrás el Camí des Rost para encarar el llamado Camí des Mont-reals, que hace de enlace entre el primero y el Camí de Castelló, la principal vía de comunicación entre Deià y Sóller antes de la construcción de la carretera. Poco a poco, se va ganando altura en medio de un característico paisaje de montaña mediterránea, que de tanto en tanto se asoma a las calas y acantilados de la costa. Robustos caserones típicos de la Serra de Tramuntana surgen al costado del camino, algunos presidiendo campos y terrazas de cultivos, y otros convertidos en lujosas casas rurales, como Ca’s Xorc, una antigua almazara rodeada de olivos y limoneros, hoy transformada en hotel boutique.

shutterstock 538125634. Entre vestigios históricos y pueblitos costeros

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Entre vestigios históricos y pueblitos costeros

Pasado Ca’s Xorc, un cruce del camino permite volver a Sóller por el Camí des Rost y completar así una ruta circular. Sin embargo, este recorrido pone rumbo hacia Deià pasando por el oratorio de Castelló, un pequeño templo del siglo xvii hoy en ruinas, y otras casas señoriales como Son Mico y Can Prohom. En este cruce se enlaza con el GR-221 que viene de Deià y se dirige al Port de Sóller. Por el antiguo Camí de Castelló se emprende el descenso hacia Deià atravesando Son Coll, un caserío surgido después de la conquista de Mallorca por Jaime I (siglo xiii) y convertido hoy en una de las casas más antiguas de Deià. Desde Son Coll continúa la bajada entre bosques de pinos salpicados por bancales de olivos y algarrobos, con el camino bien delimitado entre paredes de piedra en seco, y vistas hacia la costa donde asoma Llucalcari (en la imagen), villa reconocible por sus palmeras y torres defensivas.

iStock-917348812. Refugio creativo

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Refugio creativo

Tras llegar a la urbanización de Ses Coves, se baja hasta la carretera Sóller-Deià para ir a buscar el camino de sa Vinyeta, señalizado desde la misma carretera, que penetra en la villa. Encaramada a la Serra de Tramuntana y aprovechando todos sus resquicios, Deià conserva su coqueto núcleo de casas tradicionales mallorquinas, y ha sido un lugar de peregrinaje de artistas y escritores, que han dado a la villa un aire entre cosmopolita y rural. Desde Robert Graves, cuyos restos descansan en el cementerio con mejores vistas de la isla, a Manuel de Falla o Santiago Rusiñol, muchos intelectuales sucumbieron a su calma solariega, a su perfume otoñal, al rumor del agua que baja de los torrentes y al verde de las montañas que despunta detrás de cada esquina.

iStock-1221212996. Un final entre romances

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Un final entre romances

El camino entre Deià y Valldemossa es uno de los tramos pendientes de señalizar del GR-221. El itinerario sigue en buena parte el espectacular Camí de S’Arxiduc, encargado en el siglo xix por el archiduque Luis Salvador, de la dinastía imperial de Habsburgo, para recorrer a caballo sus posesiones. En el Coll de son Gallard (766 m), en medio de un magnífico encinar, se inicia el descenso a Valldemossa (440 m) a través del Pla des Pouet. Este tramo entre Deià y Valldemossa se adentra en una de las zonas más salvajes de la Serra de Tramuntana, para llegar al núcleo de población más elevado de la isla. Valldemossa fue residencia estival del rey Jaime II de Mallorca y su hijo Sancho, que en el siglo xiv mandó construir el Palau Reial, hoy rehabilitado. La célebre cartuja fue escenario de los amoríos entre Frédéric Chopin y la escritora Aurora Dupin (de seudónimo George Sand). Un epílogo pasional a esta ruta montaraz y de sensaciones fuertes, por una sierra que constituye una isla dentro de la isla.