Construido en 1918 y ubicado en el número 32 de la avenida Tibidabo, una de las calles no solo más emblemáticas, sino también más deliciosas de Barcelona, el palacete modernista conocido como la Torre Macaya ha vuelto a la vida en forma de hotel gracias a una historia de amor, la de una familia que quiso recuperar el esplendor de este icono modernista, de su pasado y de su prometedor futuro.