La combinación Marruecos-niños puede resultar a priori sorprendente. Sin embargo, lo inusual del destino lo convierte, precisamente, en una maravillosa propuesta para un viaje en familia. La exótica y bulliciosa Marrakech cautiva desde el primer momento y los más jóvenes de la casa alucinarán con el imparable ritmo de la plaza Jemaa el-Fna y de los aromas y colores de su zoco, siempre acompañado por los ruegos de sus insistentes comerciantes. El desierto del Sáhara, con sus dunas y con sus caravanas de bereberes sobre sus camellos, conseguirán convertir este viaje en un recuerdo imborrable para niños y adultos.