Hace casi mil años monjes benedictinos de Salzburgo fundaron un convento junto al río Enns que llegaría a ser un influyente centro cultural y espiritual en el corazón de Austria.
La abadía de Admont (Stift Admont) sigue siendo hoy un lugar de referencia en la provincia de Estiria por su obra social y, sobre todo, por albergar la mayor biblioteca monástica del mundo.
La visita se completa con dos experiencias más: las joyas de sus museos de arte medieval, contemporáneo y de historia natural; y la degustación de su vino Dveri Pax, herencia de una tradición con más de 800 años que ahora se continúa con uvas procedentes de la finca que la abadía posee en Eslovenia.
No podía ser en otro lugar que en el centro mismo de Austria: la abadía de Admont se emplaza 200 km al oeste de Viena y unos 130 km al este de Salzburgo, dos de las ciudades más influyentes en la historia del país.
El complejo monástico nació como deseo póstumo de santa Emma de Gurk, que en 1043 donó los terrenos al obispo Balduin de Salzburgo. Treinta años después, en 1074, llegaron de Salzburgo los primeros monjes benedictinos y, muy pronto, los copistas de Admont se situaron entre los más importantes de la Europa medieval. Por sus manos pasaron tratados filosóficos y medicinales, de poesía y de teología llegados de todo el continente y de las costas mediterráneas.
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Foto: istock
barroco sublime
La bella biblioteca del monasterio se completó en 1776, la sala principal es un tesoro del barroco tardío de 79 m de largo por 14 m de ancho, con dos pisos forrados de estanterías, siete frescos que decoran los techos y un conjunto de esculturas en madera de tilo.
El arquitecto Josef Hueber procuró que fuera un espacio luminoso, gracias a 60 ventanales: 40 están a la vista y 20 se hallan tras puertas camufladas que dan acceso a la galería superior. Y también gracias a la decoración blanca y dorada de las librerías.
Hasta 70.000 libros se acumulan ordenadamente en esas librerías (en todo el monasterio hay 200.000 volúmenes), con 1400 manuscritos desde el siglo VIII (incluida una copia de una obra de Ramon Llull) y libros desde el siglo XVI, algunos de ellos incunables.

Abadía de Admont stiftadmont.at
decoración hipnótica
Después de contemplar boquiabiertos las estanterías colmadas de libros, hay que dirigir la atención a los techos y al suelo. La serie de frescos que decoran las cúpulas representa el vínculo entre religión, arte y ciencia, un concepto muy progresista que se ha mantenido hasta la actualidad. En la cúpula central el tema es la Revelación cristiana; en las otras seis cúpulas, las ciencias y las artes son los protagonistas.
Al dirigir la mirada hacia el suelo, el visitante recibirá otra sacudida pero esta vez no será emotiva, sino de desorientación: el pavimento de mármol juega con la perspectiva con un dibujo geométrico que parece trazar escaleras orientadas hacia las estanterías.
Museos de arte y naturaleza
La Abadía Benedictina de Admont amplió su actividad cultural en 2003 con la apertura de cuatro museos: de historia del arte, de arte gótico, de arte contemporáneo y de historia natural. El primero expone pinturas y esculturas desde el románico al barroco, además de mitras y casullas con elaborados bordados que fueron confeccionadas para los abades de Admont.
El de tesoros góticos reúne piezas procedentes de iglesias que habían pertenecido a la abadía. Y el de arte contemporáneo contiene la colección Hannes Schwarz, el arte de la posguerra.
El de historia natural mantiene una estrecha relación con el Parque Nacional Gesäuse, una reserva próxima a Admont, perfecta para practicar el senderismo. Este museo debe su existencia al padre Gabriel Strobl, un monje que en 1886 tenía solo veinte años y sentía pasión por los insectos. A lo largo de cuarenta años llegó a recopilar los más de 250.000 especímenes que ahora se exponen. Los visitantes pueden descubrir también objetos relacionados con el estudio de la fauna y flora.

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jardines de la abadía
Como la mayoría de monasterios y abadías, Admont cuenta con un extenso espacio destinado a jardín de flores, de plantas medicinales y huerta, con más de mil variedades de plantas. Una escalera panorámica situada estratégicamente permite una vista bastante completa del conjunto, con los bosques del Parque Nacional Gesäuse y las montañas Haller Mauern sobresaliendo a lo lejos.

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ruta de Peregrinación
La ruta de peregrinación Hemma-Pilgerweg conecta la Abadía de Admont con la catedral de Gurk, donde se halla la cripta en que fue enterrada en 1043 santa Emma de Gurk. La ruta tienen una longitud de 186,6 km y está dividida en siete etapas que van desde Estiria hasta Carintia. Nacida como condesa de Friesach-Zeltschach, la santa fundó el monasterio de Gurk y poco antes de su muerte legó sus propiedades en Estiria al obispo Balduin de Salzburgo con el mandato de que fundara un monasterio en la zona.