Como hicieron los Medici en Florencia durante el Renacimiento, el comisario e historiador de arte Vicent Todolí ha elevado los cítricos al nivel de obra de arte. En 1537, Cosme I de Medici heredó la Villa di Castello, donde estableció una amplia colección de cítricos que se convertiría en tendencia en Italia y Francia. En ambos países, a causa del clima los cítricos se cultivaban en macetas, tal y como permanecen en la mayoría de jardines históricos que todavía pueden visitarse. En un viaje a Perpignan junto a Ferran Adrià en 2010, Todolí descubrió una colección privada con 80 variedades cultivadas, precisamente, en macetas.
Fue en ese viaje donde se gestó lo que hoy es el huerto botánico citrícola El Bartolí y Todolí Citrus Fundació, que cuenta con el apoyo de la Diputación de Valencia y el Ayuntamiento de Palmera para su dinamización turística. Tras adquirir las primeras parcelas en Palmera cuando dirigía el Museo de Arte Contemporáneo de Serralves, en Oporto, creó la fundación en 2012 convirtiendo unas tierras amenazadas por un plan urbanístico en un espacio de protección medioambiental y en la mayor colección privada del mundo plantada directamente en tierra, no en macetas.