Embalse de San Juan (a 1 hora y 10 minutos)
A poco más de 70 kilómetros de Madrid se encuentra este paraje que desborda naturaleza y que los madrileños han adoptado como destino playero más próximo para refrescarse en verano. El agua que viene del río Alberche baña un total de 14 kilómetros de playas de arena fina entre las que se encuentra la playa de la Virgen de la Nueva, una de las cuatro zonas declaradas aptas para el baño por la Comunidad de Madrid, la única que ostenta con orgullo desde 2018 la Bandera Azul que reconoce la calidad de sus aguas.
El lugar es perfecto para relajarse y tomar el sol. Para la hora de comer, el embalse cuenta con una buena variedad de restaurantes y chiringuitos. Quien quiera disfrutar de la navegación en un velero o una motora, en la parte más ancha del pantano está el Real Club Náutico de Madrid, el Club Náutico de San Ramón y el Club Motonáutico de España. Y para continuar la jornada veraniega en este paraíso natural tan próximo a Madrid, se puede hacer alguna visita en la zona, como al Bosque Encantado o al Castillo de la Coracera.

Foto: Ayuntamiento de Cercedilla
Piscinas Naturales Las Berceas (A 1hora y 7 minutos)
Situadas en el valle de la Fuenfría, las Piscinas Naturales de Cercedilla son un destino imprescindible para los madrileños durante la temporada de verano. Estas dos piscinas se encuentran en medio de la Sierra de Guadarrama, a unos 1.400 metros de altitud, rodeadas de majestuosos pinos silvestres y cerca de los vestigios de una antigua calzada romana.
Inauguradas en 1978, el abastecimiento de agua para las piscinas naturales del parque recreativo Las Berceas proviene de arroyos locales, aunque se somete a un proceso de tratamiento antes de ser apto para el baño. Su fama es merecida: son aptas para baños fresquitos. Además de contar con merenderos, vestuarios, duchas, aseos, bar y enfermería, también disponen de una amplia zona inclinada de césped donde se puede disfrutar del sol. Para facilitar llegar al lugar, el ayuntamiento de Cercedilla ofrece servicios gratuitos de autobús desde el centro urbano.

Foto: iStock
Pozas de la Angostura Rascafría (A 1hora y 14 minutos)
El río Lozoya, que abastece de agua a Madrid, atraviesa la Angostura en su curso por un lugar tan inesperado como idílico, un enclave de rápidos, cascadas y pozas a buen recaudo de vegetación y sombra de pinos y robles. El acceso más directo a esta maravilla se realiza por la pista forestal que parte en el kilómetro 32,4 de la comarcal M-604. Media hora después, la senda lleva junto al antiguo puente de piedra de la Angostura y las grandes pozas que hay poco más arriba. La Cascada del Purgatorio es un fotogénico salto de agua que forma el arroyo del Aguilón debido al estrechamiento de las paredes rocosas que lo encauzan en la zona.

Foto: Ayuntamiento de Buytrago de Lozoya
La piscina natural de Riosequillo (A 1hora y 2 minutos)
A un paso del bello municipio de Buitrago de Lozoya y a apenas 70 kilómetros de Madrid, se encuentra la piscina natural más grande de España. La piscina natural recibe el agua del embalse de Riosequillo tiene cerca de 4.500 metros cuadrados y a pesar de que su agua está tratada con cloro sigue estando tan fresquita o más que la de su vecino embalse. Dicen en su web que incluso con el aforo de 2305 personas al completo, siempre es posible encontrar un hueco y un rincón donde desconectar.
En el margen derecho del embalse de Riosequillo -a vista de pájaro, ambas superficies de agua forman un atractivo cromatismo- El Área Recreativa Riosequillo fue construida el Canal de Isabel II en 1993. El complejo cuenta además con zonas de descanso y merendero, baños, vestuario, un chiringuito, pista de fútbol sala y baloncesto y un área de juegos infantiles, por lo que es ideal para pasar todo el día sin preocuparte de nada más que de disfrutar del baño y de las vistas del entorno.

Foto: Shutterstock
Hoya Encavera de Lozoya (a 1hora y 13 minutos)
A muy poca distancia de la presa de Pinilla, en pleno Parque Nacional Sierra de Guadarrama, un recoleto pasaje de abundante vegetación y zonas rocosas que se abre como un espectáculo natural en el margen del río Lozoya. Se pueden improvisar divertidos baños en la pozas formadas por la erosión del río. Cruzando el puente rojo, se llega a la pradera donde pasar el día sentados bajo un roble, escuchando el rumor del agua cercana.
El único desafío es tal vez dar con el parking del área recreativa, un tanto oculto su acceso desde la M-604 que viene desde Lozoya. Cerca está el Puente Congosto de aspecto medieval y con fantásticas vistas al cañón que forma el río.

Foto: Shutterstock
Boca del asno (a 1hora y 10 minutos)
Otro de esos lugares de ambiente refrescante que se pueden encontrar cerca de Madrid. Éste, de curioso topónimo, se encuentra en la vertiente segoviana de la Sierra de Guadarrama. Una área recreativa junto al río Eresma, en los Montes de Valsaín, declarados como Reserva de la Biosfera por la Unesco. Este locus amoenus veraniego fue un paraje por donde pasó Carlos III, quien mandara canalizar uno de los márgenes para poder pasear y pescar tranquilamente.
El Centro de Visitantes Valle de Valsaín muestra todos los secretos del paraje natural. Se pueden hacer rutas de senderismo o, simplemente, recorrer la rivera del río, de poza en poza, a la sombra de la vegetación.

Foto: Shutterstock
Calderas del río Cambrones (1 hora y 50 minutos)
Siguiendo hacia el norte, bordeando el límite entre Castilla Y León y Comunidad de Madrid, se llega a La Granja de San Ildefonso, otro enclave segoviano que invita a refrescarse durante el verano. A unos cuatro kilómetros del municipio se encuentran diversas pozas esculpidas entre las rocas del río. Las del Guindo y la de Enmedio (con pequeña cascada incluida donde relajar el cuerpo después de la camianta) son las más populares y más bellas, algo así a un jacuzzi natural de agua bien fría.

Foto: Turismo Comunidad de Madrid
Playa de Estremera o playa fluvial de Los Villares (A 1hora y 4 minutos)
Mucho antes que los de Madrid soñaran con tener un lugar como la playa de la Virgen de la Nueva, los de la ciudad pasaban sus tardes más fresquitas de verano gracias al Tajo. Los Villares era uno de esos muchos enclaves al margen del gran río, pero hoy en día es la única opción oficia de baño que tiene la comunidad. Se trata de una pequeña playa fluvial rodeada de chopos y de ambiente familiar, con merenderos y un chiringuito incluido. Un lugar para los que buscan bañarse sin más pretensión que pasar un día de baño como no hace mucho se solía hacer en Madrid.

Foto: Shutterstock
Playas del pantano de Buendía (a 1 hora y 40 minutos)
Entre Guadalajara y Cuenca se encuentra el 'Mar de Castilla', formado por un ecosistema de embalses, como el de Buendía, construido en 1958, aprovechando el cauce del río Guadiela. Hasta aquí hay que dirigirse si lo que se busca es pasar un día refrescante no muy lejos de Madrid. El pueblo que da nombre al pantano es un excelente destino rural para disfrutar de las bellezas de Guadalajara, con planes tan singulares como la Ruta de las Caras.
Junto a la Ermita de los Desamparados se encuentra uno de los lugares de baño, muy frecuentado en verano porque cuenta con varios merenderos donde preparar un picnic de lo más familiar. En el embalse hay zonas de baño protegidas y señalizadas, como El Poblado, La Cespera y El Viaducto.

Zona recreativa las Presillas (A 1hora y 22 minutos)
En el Valle de El Paular, dentro de la Comunidad de Madrid, se encuentran las piscinas naturales de Rascafría, que son una de las áreas designadas oficialmente para el baño. Estas piscinas naturales, conocidas como Las Presillas, están situadas a unos 80 km de Madrid. Rodeadas de extensas praderas verdes, deben su nombre a las sucesivas presas que retienen las aguas frescas del río Lozoya, creando tres piscinas naturales consecutivas. La última de estas piscinas cuenta incluso con una pequeña isla en medio y ofrece vistas a Peñalara. Un paraje encantador para quienes no tienen miedo a sus aguas frías y cristalinas.

Foto: Shutterstock
Piscinas naturales de Piedralaves (A 1hora y 23 minutos)
Más aguas gélidas para combatir el calor del verano. Conocida como la Charca de la Nieta, se trata de una piscina natural paralela a la Garganta Nuño Cojo. La construcción de unos muros de contención permitió represar las aguas de la garganta creando este pintoresco lugar cuyo nombre no viene dado por abuela o nieta alguna, sino por una planta que crecía en el lugar que todo el mundo conocía como Nieta. El chiringuito es ideal para sentarse a tomar algo mientras los más pequeños de la familia van de chapuzón en chapuzón.