Una costa es brava cuando todo el litoral está hecho de acantilados escarpados y un mar que lejos de amilanarse, choca con más fuerza. A lo largo de 214 kilómetros, el viento de Tramontana esculpe la roca, los arbustos crecen entre los tajos verticales como sábanas verdes y los pinos se convierten en auténticos contorsionistas para lograr enclavar sus raíces sobre las paredes verticales que miran impávidos al precipicio. Tras este paisaje agreste, el final siempre es el mismo, un mar cristalino que muere en calas de todos los colores y formas posibles dejando una larga lista de las mejores calas y playas de Cataluña.
Las hay aisladas, de grava, de arena fina o acompañadas por pueblos pesqueros. El Mediterráneo se expone en toda su plenitud, orgulloso, dejando una paleta de colores que inspiraron las obras del mismísimo Salvador Dalí.

12 playas y calas de la Costa Brava para perderse