¡Alargar las vacaciones!

Las mejores playas de España para disfrutar de octubre y su veranillo

Once arenales para disfrutar casi a solas y con son la alternativa perfecta a los hayedos, berreas y escapadas rurales típicas del otoño.

Los días se acortan, comienzan a llegar los primeros chubascos del final de verano, por las noches refresca y la mayoría de bañistas huyen de la costa. Pero, ¿quién dijo que el mes de octubre no podía ser un estupendo mes playero? De hecho, es el momento de disfrutar de las playas más deseadas sin el agobio de agosto, de aprovechar la calma. El Mediterráneo siempre fue un mar cálido, tal vez ahora lo sea un poco más. Lo suficiente para que hasta los bañistas más frioleros se animen a darse un chapuzón.

Macarella
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Macarella y Macarelleta (Menorca)

No hay duda de que se trata de una de las calas baleares más icónicas. La prueba son las imágenes que la muestran saturada en los meses de pleno verano. Ni siquiera tener que caminar una media hora para llegar tira para atrás al gran número de visitantes. Por suerte, conforme llega el otoño, es posible disfrutar mejor de este paisaje casi igual a como se mostraba en los años 70, cuando hasta aquí llegaban los hippies a acampar en las cuevas próximas a la arena. Una u otra, Macarella o su apéndice Macarelleta, brindan en estas fechas una de las experiencias playeras más intensas.

Calahonda
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Playa de Calahonda (Málaga)

Calahonda está asociado al verano desde la mítica serie de televisión de los años 80 de Antonio Mercero, Verano Azul. Efectivamente, aquel fue “el verano más hermoso de nuestras vidas”, tal como comenzaba a narrar Julia en el primer capítulo. Desde entonces, el turismo no ha parado de llegar a esta localidad. Si bien ha logrado mantener su esencia, el trasiego de veraneantes es importante en los meses de verano. En cambio, a partir de septiembre se puede disfrutar sin agobios de  la gravilla oscura, de las barcas de pescadores y de las típicas casitas encaladas de blanco a pie de playa.

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Los Genoveses
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Playa de Genoveses (Almería)

Ubicada a poca distancia de San José, el de los Genoveses es uno de los arenales favoritos entre los visitantes del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. Por eso mismo, en los meses de verano suele presentarse repleto de público. Sin embargo, a partir de septiembre llegan los mejores días para disfrutar de este paisaje que, sin apenas construcciones y sin carreteras asfaltadas, tiene mucho de escenario del fin del mundo. Todo ocres y arena, crecen las chumberas, los agaves y el esparto. Los días aún son cálidos y el mar tiene una temperatura ideal. Sólo hay que tener cuidado cuando el viento de levante sopla fuerte y llegan con él las corrientes de resaca.

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Puntas del Calnegre (Murcia)

A pesar de ser la parte más desconocida de la costa de Murcia, durante el verano llega una buena cantidad de visitantes hasta aquí. Lo hacen atraídos por los 17 km de costa virgen protegidos por el Parque Regional de Cabo Cope y Puntas de Calnegre. Pero conforme se acaba el verano, vuelve la calma a la zona y entonces parece que se viaja al pasado. Calma y tranquilidad y buenos sabores. De la temperatura del mar no hay que preocuparse: está hasta 5 grados por encima de la temperatura media del Mediterráneo gracias a que el golfo de Mazarrón evita las corrientes que suben del sur.

Peñíscola
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Playa Norte de Peñíscola (Castellón)

Es la estampa veraniega mediterránea por antonomasia. Una gran extensión de arena fina y dorada a la que se accede directamente desde un paseo marítimo muy animado, salpicado de palmeras y tiendas. La calidad del agua está asegurada: ondea la bandera Azul, la bandera “Q” que ofrece el Instituto para la Calidad del Turismo de España, la “verde” de la empresa de certificación AENOR y la bandera “Qualitur” de la Agencia Valenciana de Turisme. A partir de septiembre, la animación y las coloridas sombrillas y tumbonas desperdigadas por la arena dan paso a una playa más tranquila donde disfrutar igualmente de las buenas temperaturas y de las magníficas vistas al histórico castillo del Papa Luna que sirvió de escenario para la película El Cid, interpretada por Charlton Heston en los años 60.

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Tabarca
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Isla de Tabarca (Alicante)

Al pequeño archipiélago alicantino de Tabarca se llega, como no podía ser de otro modo, en tabarqueras, unos barcos de silueta panzuda que comenzaron a dar servicio público allá por los primeros años de la década de los 70. Aunque en invierno sus habitantes no llegan al centenar, en verano en sus calles no cabe un alma… Por eso, a finales de agosto comienza una de las mejores épocas para disfrutar de sus playas. Al mar nunca le falta calidad, principalmente gracias a la presencia de abundantes praderas de Posidonia oceánica.

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Papagayo
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Playas de Papagayo (Lanzarote)

Con uno de los mejores climas del mundo, Canarias se convierte en el destino ideal para viajar en cualquier momento del año. Pero hay que decir que en los días del veranillo de San Miguel, sus playas tienen un encanto especial. Por ejemplo, la playa del Papagayo. En realidad, se trata de todo un espacio playero de jable tostado en el que es una auténtica delicia bañarse. Las aguas tranquilas y cálidas de la pequeña bahía se convertirán entonces en el mejor plan para escapar de la rutina antes de ‘la vuelta al cole’.

Playa de Las Conchas
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Playa de Las Conchas (La Graciosa)

Si Lanzarote ha preservado su naturalidad, esta pequeña isla del archipiélago de Chinijo -la menos poblada del archipiélago canario- sigue teniendo calles de tierra y horizontes sin presencia de la huella humana. La Graciosa representa un auténtico retiro de calma y estrellas nocturnas en prácticamente cualquier época del año; pero sobre todo hacia el otoño cuando playas tan espectaculares como Las Conchas, a solo 5 kilómetros de Caleta, aparecen casi para el disfrute más exclusivo.

Arnía
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Arnía (Cantabria)

Arnía, Covachos y Somocuevas son tres de los secretos mejor guardados de los alrededores de Santander. Tres maravillosas playas a las que se puede ir, por supuesto, a bañar; pero, también, a deleitarse con ese prodigio escénico que es el Geoparque de la Costa Quebrada. Se trata de playas vivas, moldeadas a diario por la erosión del mar y del viento. Un verdadero espectáculo, épico con el atardecer.

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La Concha
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Playa de la Concha (Guipúzcoa)

Resulta imposible hablar de la ciudad de San Sebastián sin hacerlo de La Concha, una de las playas urbanas míticas de Europa. Nunca le falta el ambiente. Ni al arenal ni a su mítico paseo marítimo que bordea la bahía y que tiene el balneario de La Perla (antigua Real Casa de Baños), construido cuando la reina María Cristina decidió pasar los meses de más calor en San Sebastián, como su máximo exponente.

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Cala Fonda
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Cala Fonda (Tarragona)

Tal vez sea la combinación del talud calcáreo, rematado de verde, y del turquesa del mar, que popularmente a esta cala también se le conoce como Waikiki, en referencia al paraíso hawaiano. Sea como sea, lo cierto es que con su cambio de nombre, cada vez atrae a más visitantes en los meses de julio y agosto. Por eso conviene aprovechar los días más cálidos de principios de septiembre para disfrutar de una de las playas más bellas de Tarragona.