Menorca equivale a playas turquesas bordeadas de pinos, los jaleos de los caballos en las fiestas y calma, mucha calma. Es una isla para visitarla varias veces y en distintas épocas del año. Solo así es posible saborear todos sus matices, ir en busca de queserías tradicionales, visitar yacimientos talayóticos, caminar por senderos que descienden hasta las playas por barrancos, dar la vuelta a la isla en bicicleta o en canoa... Las posibilidades son numerosas, pero aquí hemos recopilado solo algunas que pueden complementar un primer viaje a esta isla azul y verde.