Asun Luján
Periodista redactora de Viajes National Geographic
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Desde muchos lugares de El Cairo antiguo la mirada se topa con la Mezquita de Muhammad Alí, también llamada "la Mezquita de Alabastro" por el material que recubre el exterior de los pisos inferiores. El imponente templo se alza en lo más alto de la Ciudadela de Saladino, la residencia de los soberanos de Egipto durante 700 años, y hoy un recinto amurallado, con mezquitas, museos y miradores en su interior.
En 1830, Mehmet Alí, entonces valí del sultán turco en El Cairo, mandó erigir la mezquita en recuerdo de su hijo Tusun, caído en combate. Para ese fin hizo venir desde Estambul a Yusif Bushnak, un reconocido arquitecto de la época, quien se inspiró en la Mezquita Azul para construir el monumento.
La Mezquita Azul de Estambul sirvió de inspiración para construir otros templos de su época.
Tras franquear el patio de abluciones, con fuentes y una arquería de alabastro, se accede a la Sala de Oración. Decorada con mosaicos y piedras preciosas, esta estancia alberga el minbar o púlpito y la tumba de Mehmet Alí, de mármol blanco cincelado y piedras preciosas. Sentado en el interior de la mezquita y descalzo sobre las alfombras, el visitante olvida fácilmente el caos de la capital egipcia y experimenta una reconfortante quietud.