Entrar en Francia por el puerto de Puymorens y regresar a España por el del Portalet permite conocer enclaves míticos del pirineísmo mientras se disfruta de los paisajes y pueblos de montaña de especial encanto. De balneario en balneario Ax-les-Therme s es la primera población de importancia después de cruzar el collado de Puymorens. Aquí confluyen los ríos de los valles de Orlú, Ascou y Merens, y de su subsuelo brotan 80 manantiales que nutren una variada oferta de baños termales . Las opciones senderistas son también abundantes. Por ejemplo, se puede pasear por la reserva natural del valle de Orlú, y contemplar las paredes verticales de su cima más característica, la Dent d’Orlú (2222 m). O subir hasta el gran lago de En Beys –dos horas y media desde el aparcamiento por un sendero señalizado–. Bohemia montañera Las torres fortificadas del castillo de Foix anuncian la llegada a esta localidad medieval situada a orillas del río Ariège. Después de recorrer sus calles y descansar en la terraza de algún café, es posible animarse con un descenso en canoa o ráfting; también es posible echar un vistazo a la agenda de exposiciones artísticas y conciertos que ha dado fama a la ciudad. Cerca se localizan las cuevas de Bédeilhac, Mas-d’Azil y Niaux, famosa esta última por sus pinturas del periodo magdaleniense (entre 11.000 y 15.000 años atrás). Tierras de cátaros También se pueden visitar los castillos cátaros de Roquefixade o Montsegur, que forman parte de una ruta de varios días por la región. Conviene no confundir este itinerario con el Camino de los Buenos Hombres –como se llamaban a sí mismos los cátaros, que promovían el ascetismo y luchaban contra la moral corrupta de la Iglesia católica–, que discurre rumbo sur hasta el santuario de Queralt, en Berga (provincia de Barcelona). El punto de inicio de esa ruta es Montsegur, último reducto del catarismo, que en 1244 y después de un terrible asedio de nueve meses, cayó derrotado; alrededor de 200 cátaros fueron quemados por herejía a los pies del castillo. Final de una historia, e inicio de la leyenda. Hacia lo más alto de Cataluña Desde la muralla de Montsegur se contempla buena parte de los dominios del Parque Natural Regional de los Pirineos de Ariège. Esta reserva protege 246.500 hectáreas y tiene como punto más alto la Pica d’Estats, de 3143 m, que es a su vez la cumbre más alta de Cataluña. La ascensión a la Pica por esta vertiente se realiza tras una larga aproximación a través de los valles de Vicdessos y Manicou pasando por el refugio de Pinet. Iconos del ciclismo El siguiente hito del viaje lo marcan los puertos de Aspin (1489 m) y del T ourmalet (2115 m), míticos entre los ciclistas por su protagonismo en el Tour de Francia. No son los collados más duros del Pirineo, pero sí de los más famosos y populares. Entre los aficionados al ciclismo, el Tourmalet es especialmente reconocido desde que el 21 de julio de 1910 pasó por él una larga etapa de 340 km que conectaba Luchon y Bayona. Con las bicicletas de aquella época, sin cambio de marchas, constituyó toda una epopeya. La zona del Tourmalet cuenta con interesantes caminatas. Desde el collado, una pista sube en 3h30 hasta la cumbre del Midi de Bigorre (2878 m), fácil de reconocer porque en la cima hay una antena de más de 100 m de altura, así como un observatorio astrofísico y unas terrazas que se asoman al espectacular entorno. Otra opción más cómoda la ofrece el teleférico de la estación de esquí de La Mongie, que asciende en solo 15 minutos. Desde esta altura se reconocen los valles de alrededor y también picos distantes, como el Aneto (3404 m), techo del Pirineo, el Posets (3371 m) o el Cotiella (2912 m) en el aragonés valle de Benasque. La 'Gran Muralla' de los Pirineos El origen de Gavarnie se sitúa en el siglo xii, cuando se estableció aquí una pequeña guarnición de monjes soldado que asistían y controlaban a los viajeros que venían desde el sur por el puerto de Bujaruelo, que conecta con tierras aragonesas. Lo primero que llama la atención es la inmensa muralla pétrea que circunda la población. Se trata del circo de Gavarnie, una pared coronada por cumbres de 3000 m cuya altura oscila entre los 1000 m y los 1500 m, formada por tres escalones superpuestos por los que se precipitan numerosos saltos de agua y que antaño albergaba grandes glaciares hoy muy reducidos y en clara recesión. No obstante, en invierno, la congelación de las cascadas convierte el muro en la zona de escalada en hielo más importante de la cordillera y atrae escaladores de todo el mundo. La más alta de Europa La gran cascada de Gavarnie, con 440 m de caída, está considerada una de las más altas de Europa. Este espectáculo se admira en todo su esplendor desde el Pico Pimené (2801 m), a 2h15 desde el refugio Espuguettes, que a su vez se alcanza tras 2h de caminata. El itinerario carece de dificultad si no hay nieve y, además, cuenta con el aliciente de dormir en el refugio y disfrutar tanto de las luces del atardecer tiñendo de rojo las cumbres como del amanecer, con el sol emergiendo tras los picos. Es muy recomendable acceder a la base de la pared a través del camino que parte de la población de Gavarnie. Fácil y asequible para niños, el itinerario a pie se puede recorrer en una hora, o a caballo en algo menos de tiempo. Tras alcanzar el pequeño hotel del final del camino, las caras no pueden mostrar mayor entusiasmo y admiración al observar el circo de Gavarnie desde su base, posiblemente la vertical más descomunal del Pirineo. Y también una de las más legendarias, emparentada con Rolando, el sobrino de Carlomagno, quien en su huida del ejército musulmán, abrió la colosal brecha que lleva su nombre. La carretera de un emperador La carretera de la estación de esquí de Gavarnie-Gèdre asciende hasta el collado de Tentes y, desde allí, hasta el de Bujaruelo. Esta ruta se conoce como la Carretera del Emperador porque se empezó a construir en tiempos de Napoleón con la intención de acceder a España, pero las obras en la vertiente sur nunca se llegaron a comenzar. Gracias a ello, el enclave se ha mantenido alejado de las aglomeraciones y permite realizar una de las rutas de montaña más espectaculares de la zona: alcanzar el refugio de Serradets (2587 m), a los pies de la Brecha de Rolando. Desde febrero de 2019, permanece cerrado pendiente de las reparaciones para solucionar los daños provocados por una avalancha de nieve. El tajo que al parecer abrió Rolando al lanzar su espada Durandel hipnotiza a quien lo contempla por su perfección y dimensiones de gigante. Más allá de la brecha se accede al vecino Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido por su ruta posiblemente más alta e impactante. El Pirineo turquesa Después de contemplar en Gavarnie una de las paredes más altas de los Pirineos, el siguiente objetivo consiste en divisar la pared norte del Vignemale y el valle que preside. Desde el Pont d’Espagne, caminando 45 minutos hacia el sur siguiendo el sendero de gran recorrido GR10, se llega hasta el lago de Gaube. Si se va con niños, una manera de entretenerlos consiste en ir buscando las marcas rojas y blancas que señalan el camino. Una vez en el lago, es posible animarse a seguir una hora más hasta el refugio de Oulettes de Gaube, situado bajo la impresionante cara norte del Vignemale (3298 m). El esfuerzo merece la pena, pues la pared y la canal de nieve conocida como Couloir de Gaube constituyen, sin duda, una de las imágenes más impactantes de la gran cordillera; en invierno, cuando está completamente helada, es un reto para escaladores que llegan de distintas partes del mundo. Todo un milagro De vuelta a la carretera, regresamos sobre nuestros pasos y, a unos 30 km, hay que detenerse en el santuario de Lourdes, un conjunto compuesto por tres basílicas y la cueva de las apariciones. Lourdes, junto con Meritxell (Andorra), Montserrat (Barcelona), Torreciudad (Huesca) y el Pilar (Zaragoza) forma parte de la Ruta Mariana, un itinerario que pasa por enclaves monumentales de gran interés no solo espiritual sino también histórico y cultural. La ruta puede realizarse por etapas y cuenta con un «pasaporte» del peregrino, un carnet que se sella en cada santuario. ¡Viajeros al tren! El valle de Ossau y el puerto del Portalet marcan el final de este largo viaje de este a oeste por la vertiente norte pirenaica. Desde Pau se sigue la carretera que remonta el valle de Ossau en dirección al puerto del Portalet hasta topar con la corona del embalse del lago Fabréges. Ahí se coge un teleférico que «vuela» hasta los 1950 m de altitud, donde se localiza la estación del tren de Artouste. Se trata de un tren de vía estrecha con vagones descubiertos y que circula por lo alto del valle a lo largo de 10 km ofreciendo una vista sobrecogedora. Al final del trayecto, un corto paseo de 20 minutos conduce hasta los 2000 m del lago de Artouste, punto de partida de numerosas excursiones. Una de las más recomendables y sencillas es la que se dirige al refugio Arrémoulit. Aun así, conviene no entretenerse demasiado para poder realizar el retorno sin problemas. Asimismo, al ser vagones descubiertos y circular a tal altitud, conviene llevar ropa de abrigo y no confiarse del buen tiempo. Una pirámide de piedra Es momento de abandonar las tierras occitanas y conducir rumbo sur hacia el Puerto del Portalet, ya en la frontera con Aragón y bajo la omnipresente mole piramidal del Midi d’Ossau (2284 m). Icono de los picos pirenaicos, esta gran cumbre de origen volcánico se eleva solitaria y altiva, rodeada de prados en los que suelen pastar vacas y corderos hasta finales de otoño, cuando la nieve tapiza de blanco este fabuloso paisaje.