
Ambas ciudades comparten un pasado esplendoroso, potentes barrios judíos y una arquitectura medieval bellísima que se convierte en el escenario perfecto para celebrar sus fiestas medievales.
El vino de Ribeiro
En la judería de Ribadavia se vive cada año una absoluta inmersión en su pasado con la Festa da Istoria. El último sábado de agosto, el barrio de la Judería vuelve a su tiempo más esplendoroso, cuando la comarca de O Ribeiro era uno de los más importantes exportadores del vino de España.
Las calles y plazas de la ciudad se engalanan recreando el ambiente del año 1600 y sus habitantes se atavían con ropas de época. La jornada comienza el sábado por la mañana con la lectura del bando de la historia y sigue durante todo el día con puestos de productos gastronómicos y artesanales y bancos y mesas para poder comer en los que es imprescindible pagar con maravedís (previo cambio de moneda en una oficina instalada en el Ayuntamiento).
La jornada cuenta con un intenso programa de actividades, desde juegos para niños y un ajedrez viviente, hasta luchas de caballeros, bailes, una boda judía, demostraciones de cetrería, tiro con arco y con ballesta…
Desfile de la Istoria
La mejor forma de disfrutar de la fiesta es ir ataviado al estilo medieval y para facilitar la labor a los asistentes, la organización de la fiesta ofrece trajes para alquilar. Así, se puede participar en el desfile de la Istoria abierto a todos aquellos que vayan vestidos de época, o en la cena medieval que se celebra en el recinto del castillo de los Sarmiento, en la que nobles y vilanos dan cuenta de los productos más típicos de la gastronomía gallega acompañados de los buenos vinos de O Ribeiro.
La gran feria de Besalú
Besalú, en la comarca catalana de la Garrotxa, durante el último fin de semana de agosto también ve como sus calles y sus habitantes regresan al medievo. La Vila Comtal de Besalú recrea cómo era la ciudad hace un milenio con una gran feria en la que participan todos sus habitantes. Durante el Besalú Medieval, las murallas, el paseo fluvial y el magnífico puente se llenan de pasacalles y espectáculos, se celebran justas y torneos y una auténtica cena medieval.
En Besalú también se recrea la cara más oscura del medievo en el Carrer dels Atrapats (calle de los atrapados) donde durante dos noches se dan cita resucitados y espíritus en un ambiente «terrorífico».
Ribadavia y Besalú, dos citas imprescindibles para conocer mejor el pasado, disfrutar de una buena gastronomía y pasarlo bien.