
A orillas del río Tinto se erige Moguer, la ciudad que hace cien años vio nacer a un pequeño borrico que atiende al nombre de Platero. Los paisajes de la comarca de Tierra Llana inspiraron al gran escritor Juan Ramón Jiménez (1881-1958) para ubicar la bella historia de Platero y yo.
Este año se conmemora el centenario de la publicación de la obra más conocida del Premio Nobel (1956) con doce meses de actos que permitirán conocer mejor la obra, la persona y el entorno de su autor. Este viaje debe empezar por la casa natal del escritor donde actualmente se ubica la Fundación Zenobia Juan Ramon Jiménez -lleva el nombre de quien fue su esposa y principal valedora de la obra de Juan Ramón Jiménez- y que ha sido rehabilitada como museo. Quienes la visiten a lo largo de 2014 serán obsequidos con un ejemplar de Platero y yo, este clásico de la literatura española. También es posible contemplar la casa en la que vivió el escritor y su esposa Zenobia Camprubí y donde se conservan valiosos objetos, libros, obras de arte y manuscritos del siglo XVIII.
Un paseo por la historia
Moguer conserva los restos de un gran castillo-fortaleza, alrededor del cual se arremolinan sus callejuelas empedradas. La siguiente visita debe ser al monasterio de Santa Clara, de estilo gótico mudéjar, muy ligado al descubrimiento de América pues fue aquí donde Cristóbal Colón hizo su juramento ante los Reyes Católicos. Cerca se halla el convento de San Francisco, de los siglos XV y XVIII, renacentista y barroco, en el que destaca su claustro manierista.
El entorno de esta ciudad de unos 20.000 habitantes es espectacular. La cercanía del Parque Nacional de Doñana y otros lugares, como la dehesa del estero Domingo Rubio, uno de los parajes mejor conservados de la zona, hacen que la escapada a Moguer sea un compendio perfecto entre patrimonio natural y arquitectónico. No hay que olvidar tampoco la playa de Mazagón, que conserva un aspecto agreste y salvaje.
Palabras de un Premio Nobel
Juan Ramón Jiménez nació en el número 2 de la calle Ribera de Moguer, en una gran casa, cerca del mar. Su pueblo natal está presente en toda su obra, con nostalgia y amor, como en este párrafo de Platero y yo, cuyo centenario invita a visitar esta ciudad andaluza.
«Moguer es igual que un pan de trigo, blanco por dentro como el migajón, y dorado entorno -¡oh sol moreno!- como la blanda corteza.»