Una escapada con mucho misterio

La Navarra más legendaria

En Tierras de Javier y en la Selva de Irati la naturaleza se mezcla con un patrimonio lleno de historias y leyendas.

Entre valles, bosques, gargantas, embalses y cuevas, los espacios naturales de Navarra atesoran una rica red de rutas verdes ideales para hacer excursiones y practicar deporte. Pero esta comunidad tiene mucho más que ofrecer. En su vasta Red de Espacios Naturales Protegidos, que se extiende prácticamente por el 50% del territorio, el patrimonio natural y cultural se asoma por cada rincón de la mano de historias fascinantes. Al recorrer la zona este de Navarra, Tierras de Javier y la Selva de Irati narran relatos y leyendas que se remontan a la Prehistoria y llegan hasta los tiempos más modernos. Todo ello maridado con un buen vino rosado y lo mejor de la gastronomía navarra.

 

1 /13
Selva de Irati. Carretera y

Foto: Turismo Navarra

1 / 13

Carretera y selva

Otoño en Navarra es sinónimo de Selva de Irati, uno de los hayedo-abetales más extensos y mejor conservados de Europa. Es en esta época del año cuando los ocres, marrones y naranjas estallan con mayor intensidad y convierten la zona en una de las maravillas naturales más asombrosas de España. Es también en este momento cuando tiene lugar la berrea otoñal, protagonizada por los ciervos que habitan en el bosque de Irati. Sí, un bosque, porque el nombre de selva le vino después, dada su belleza y espectacularidad. Este bosque se extiende entre el norte de Navarra y los Pirineos Atlánticos que, en otoño, se tiñe de colores y se cubre de un aura especial. En la parte sur, entre montes y el valle del río de Irati, tomar la carretera y dejarse llevar por las curvas es un regalo para los ojos. Y, para una mayor inmersión, empresas como Auñak ofrecen rutas en 4x4 mientras las palabras del conductor recorren la historia de este lugar.

Historia y patrimonio en bici

Foto: Turismo Navarra

2 / 13

Historia y patrimonio en bici

Es cierto que conocer Irati y la zona de Javier en coche facilita el viaje, pero recorrerlo en bici o caminando ofrece otras sensaciones. ¿Por qué? Porque esta zona de Navarra está plagada de rincones especiales, pueblos tradicionales y rutas encantadoras. Y, ¿qué mejor manera de hacerlo que subido en una bicicleta eléctrica? La empresa Irati e-Bike brinda la oportunidad de recorrer el entorno natural, y mucho más rápido de lo que se haría normalmente. Hay varias rutas y, en cada una de ellas, hay una historia para ser contada. 

 

¡A hacer Nordic Walking!

Foto: iStock

3 / 13

También haciendo Nordic Walking

Para los que prefieran hacerlo a pie, Tierras de Javier cuenta con una vasta oferta de rutas sostenibles. Y la mejor forma de hacerlo es apuntándose al Nordic Walking, una forma de ejercicio al aire libre que consiste en caminar con ayuda de bastones similares a los utilizados para la montaña pero con empuñadura ergonómica y con una dragonera que mantiene el bastón unido a la mano. ¿Qué lo hace especial? Que es un tipo de marcha que ayuda a mantener una buena posición del cuerpo y a hacer ejercicio sin necesidad de pisar el gimnasio. Los esquiadores de Finlandia empezaron a usar esta práctica en los años 30. Ahora el Nordic Walking llega a Tierras de Javier. Aunque en Navarra ya hace tiempo que la gente lo practica, no ha sido hasta hace poco que han surgido los cuatro Centros Nordic Walking de la comunidad.

Foz de Lumbier. La ruta del primer tren eléctrico de pasajeros de la península

Foto: iStock

4 / 13

La ruta del primer tren eléctrico de pasajeros de España

Foz de Lumbier es, sin duda, una de las rutas más recomendables de la zona de Tierras de Javier. No solo por el paraje natural que lo abraza, sino también por todas las historias que esconde. Para empezar, fue el primer tren eléctrico de pasajeros en llegar a la Península Ibérica. Prueba de ello son los túneles por los que hay que pasar que, sin gota de luz, forman parte de la atmósfera del paisaje y son hábitat de murciélagos. En la foz también vive una famosa colonia de buitres junto a otras aves que se dejan ver a las alturas sobrevolando el acantilado y nidificando en los escarpes. El senderismo y la observación de pájaros son unos de los principales atractivos de este desfiladero excavado por el río Irati. Tras pasar los túneles, un estrecho camino se desvía hasta un puente que, según cuenta la leyenda, fue construido con ayuda del diablo. Este espectáculo de la geología se ha conservado gracias al aislamiento del lugar durante siglos. Sus 1300 metros de longitud conforman un escenario de paredones rojizos donde cuelgan árboles y arbustos en los que descansan grandes rapaces.

 

hórreos. Tradiciones y pueblos

Foto: Turismo Navarra

5 / 13

La ruta de los hórreos

Indispensable es también el valle de Aezkoa, una extensa alfombra verde de más de 12000 hectáreas al abrigo de los Pirineos que da cobijo a nueve municipios. Entre ellos, se encuentra el más elevado de Navarra, Abaurrea Alta, conocido como el balcón de Aezkoa. El mayor atractivo de la zona es la selva de Irati, pero también lo son los pueblos que motean el valle y que, a parte de un encanto particular, revelan historias y tradiciones de tiempos remotos. Uno de sus principales atractivos son los hórreos, unas construcciones rurales como graneros cuyas características protegían el producto de roedores y la humedad. Algunos permanecen en pie y, de los 22 que se conservan en Navarra, 15 se encuentran en este valle y están declarados Bien de Interés Cultural. 
 

Tradiciones y pueblos

Foto: Turismo Navarra

6 / 13

Irati: la farmacia y la ferretería de los pueblos

Las personas mayores que habitan en estos pueblos saben que las plantas del bosque de Irati pueden curar un resfriado incluso mejor que los medicamentos de la farmacia. El escaramujo, la rosa mosqueta y el saúco se han recogido desde tiempos remotos para curar catarros y diarreas. Pero esto no es lo único que proporciona el bosque. También da madera de boj, de roble y de castaño, utilizadas desde tiempos remotos para elaborar herramientas, utensilios de cocina y decoraciones. Ahora el boj está protegido, pero los usos domésticos e individuales siguen siendo frecuentes. De hecho, hasta hace 300 años, cuando se inició la industria del carbón, el bosque de Irati permanecía ajeno a la industrialización y solo los habitantes de alrededor usaban sus materias primas.

Eguzkilore. Costumbres y leyendas

Foto: iStock

7 / 13

Eguzkilore para evitar los malos espíritus

Y de remedios tradicionales, a historias legendarias y costumbres. Al pasear por los pueblos de Navarra y del País Vasco, es común observar flores secas en las entradas de la casa, ya sea en las puertas o en las ventanas. Es la flor del sol, el Eguzkilore, que se coloca por tradición con la intención de no dejar pasar las malas energías. Cuenta la leyenda que el ser maligno que quiere entrar en las casas de noche debe sacar cada una de las pequeñas partes del centro de la flor y, como es un trabajo laborioso, no consigue hacerlo antes de que salga el sol, cuando ya no puede entrar en la casa. 

Vacas. De trashumancia hasta Francia

Foto: Turismo Navarra

8 / 13

De trashumancia hasta Francia

El valle de Aezkoa también es el valle de la relación con Francia. Por él se hace la trashumancia desde hace miles de años y es allí donde se puede percibir que el euskera que hablan en ambos lados del Pirineo es el mismo, dado que durante mucho tiempo los pastores se han interrelacionado sin fronteras. El aislamiento, la barrera del Atlántico y las condiciones climáticas han hecho que otras culturas, a pesar de tener caminos por allí, no se hayan quedado nunca. Así, se consiguió mantener una cultura que ha permanecido hasta día de hoy. También los animales tuvieron que adaptarse a las características del lugar y, aún en la actualidad, es fácil distinguir a la vaca pirenaica, la oveja lacha y las yeguas burguete. Animales que se pueden ver si se va de excursión por la zona, donde también se encuentra la Estación Megalítica de Azpegi, un cementerio arqueológico que se remonta a la Prehistoria. 

Monasterio de Leyre. Monasterio y lago

Foto: iStock

9 / 13

Llega la calma en el Monasterio de Leyre

Envuelto de una atmósfera de paz y serenidad, el Monasterio de San Salvador de Leyre se erige a los pies de la sierra homónima y al lado del embalse de Yesa. A unos 50 kilómetros de Pamplona, este monasterio presenta una arquitectura austera, que muestra en sus muros una parte importante de la historia del lugar. Todo rodeado de una naturaleza que invita al paseo y a la meditación. Pero no es solo esto. El Monasterio de Leyre tiene mucho más que ofrecer, como los cantos gregorianos que suenan cada día a las 6 y a las 7.30 de la mañana y la conversación con los monjes que viven allí, sin olvidar la cripta, la bóveda gótica y el pórtico románico. Todo esto y la historia que lo envuelve revela por qué fue refugio de reyes y obispos. Sus inicios se remontan a la baja Edad Media. Tras sufrir un incendio en el siglo X, se reconstruyó el año 1020 manteniendo la gran nave central de estilo románico. En la actualidad y desde 1954, viven los monjes benedictinos de Santo Domingo de Silos, que han adaptado un hotel y un restaurante para acoger a visitantes, muchos de ellos se acercan al lugar para practicar turismo religioso. 

 

 

Cripta del Monasterio de Leyre. La cripta: un desafío constructivo

Foto: iStock

10 / 13

La cripta: un desafío constructivo

Es, sin duda, la parte más especial del Monasterio de Leyre. Esta cripta del siglo XI rompe los esquemas arquitectónicos. De hecho, no es una cripta al uso, ya que no es completamente subterránea ni hay evidencias de que se haya destinado al entierro. Sus dimensiones y altura, así como sus grandes capiteles que se alzan sobre pequeñas columnas son el ejemplo de que se construyó con el objetivo de nivelar el terreno para alzar la iglesia. Una de sus principales peculiaridades es que no es de tres naves, sino de cuatro, pues la nave central se modificó y dividió en dos, una división que influyó en el diseño del ábside central.

 

 

 

Cielo desde el Mirador de Leyre. En busca de la estrella polar

Foto: Turismo Navarra

11 / 13

En busca de la estrella polar

Es de noche cuando la cripta y el monasterio se envuelven de un halo especial. También es de noche cuando los alrededores del monasterio sacan sus mejores atributos: el cielo nocturno. Desde el mirador de Leyre se despliega una de las mejores versiones de la vía láctea. Para apreciarla en su totalidad, lo mejor es realizar actividades de observación de estrellas como las que hace Jon Teus que, con sus telescopios a cuestas, recorre España para divulgar la astronomía. Encontrar la estrella polar, reconocer la osa mayor, comprender cómo se guiaban en la antigüedad a través de las estrellas y empaparse de mitología son algunas de las historias que rodean esta actividad. Y también observar con un telescopio geolocalizado la Galaxia de Andrómeda y los satélites de Júpiter. 

Vino. Pedir rosado en Navarra, es un acierto (y con queso, más)

Foto: iStock

12 / 13

Pedir rosado en Navarra es un acierto (y con queso, más)

Navarra tiene buenos vinos y, si alguno sobresale por encima del resto, este es el rosado. De hecho, es uno de los mejores del mundo que, elaborado con garnacha, utiliza la técnica más natural y antigua para su elaboración: la del sangrado. Ejemplo de esta práctica es la Bodega de Sada, ubicada en un pequeño pueblo de tierras de Javier que cuenta con 180 habitantes y 300 hectáreas de viñedo. Fue en 1939 cuando el negocio del vino empezó en Sada, convirtiéndose en la última zona en vendimiar dadas las características climáticas de los Pirineos. Navarra cuenta con la Denominación de Origen propia, la DO Navarra, y comparte junto a La Rioja y el País Vasco la DO Rioja para algunos de sus vinos. Los rosados se caracterizan por ser afrutados, frescos y limpios, pero en Navarra también se puede disfrutar de unos blancos y unos tintos de lo más frutales y aromáticos. Todos ellos son el maridaje ideal para la gastronomía navarra. Un buen aliado es el queso, uno de los productos estrella de la zona. De entrante o de postre, siempre es buena hora para comerlo. 

 

Chuletón. Restaurantes para disfrutar

Foto: iStock

13 / 13

Restaurantes para deleitarse

En el norte de España se come bien. Navarra es uno de esos lugares en los que al entrar al restaurante se sabe que se saldrá saciado. Su huerta es un espectáculo de sabores que acompañan las carnes y pescados más suculentos. Entre ellos, el chuletón es uno de los platos estrella que, restaurantes como Casa Zabaleta de Aibar sirven al kilo. En cada zona de Navarra hay productos singulares, pero en toda la comunidad el recetario se complementa con matices de las cocinas vasca, riojana, aragonesa y francesa. Influencias que han enriquecido la gastronomía a lo largo de los siglos. El restaurante Casa Sario de Jaurrieta y en el Bar Ibarraetxea de Garayoa ofrecen una extensa carta para sumergirse en la gastronomía local.